Por Juan Medina Torres.- El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, al recordar el primer aniversario del ataque lanzado por Hamás contra Israel, aseguró que continuará trabajando para a alcanzar un alto el fuego.
Mientras tanto, pone toda su dedicación a reforzar la presencia militar en Oriente próximo, gastando 17.900 millones de dólares en ayuda militar para defender a Israel, según un informe del Brown University’s Costs of War Project.
El comunicado difundido por la Casa Blanca, señala que “la vicepresidenta (Kamala) Harris y yo seguimos totalmente comprometidos con la seguridad del pueblo judío, la seguridad de Israel y su derecho a existir. Apoyamos el derecho de Israel a defenderse contra ataques de Hizbulá, Hamás, los hutíes e Irán”.
Biden asegura que “todos los días” piensa en los rehenes y sus familias, y ha condenado “el aumento despiadado del antisemitismo en Estados Unidos”.
Pero nada dice contra su aliado israelí que, un año después de los ataques de Hamás en el que murieron asesinadas más de mil personas, y fueron secuestrados aproximadamente 250 israelíes, la respuesta de Israel ha sido brutal contra la población gazatí que suma mas de 41 mil muertos, destrucción de miles de viviendas, carreteras, instalaciones sanitarias, hospitales, lo que ha sido calificado como genocidio por algunos países.
A ello debemos sumar las víctimas y destrucción en Cisjordania y el Líbano. Desde esta perspectiva, el derecho internacional parece no importarle a Estados Unidos e Israel.
Así las cosas, ¿podemos creer que Israel aceptará un alto al fuego? La historia nos indica que Israel nunca ha reconocido ninguna de las resoluciones de las Naciones Unidas, porque siempre ha tenido el apoyo de los Estados Unidos.
La realidad nos muestra que la paz no se alcanzará mientras no se resuelvan las profundas divisiones políticas, estratégicas y religiosas existentes. Además, hay que tener en cuenta que los objetivos militares de Israel son la ocupación de Gaza y otros territorios palestinos y, por ello, el gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu se ha negado constantemente a reconocer la existencia del Estado Palestino, rompiendo de esta manera el plan de paz que venía trabajando Joe Biden mediante el cual Arabia Saudita reconocía el estado israelí.
Después de un año, el conflicto que comenzó en Gaza se ha extendido por todo Oriente Medio, convirtiéndose en un enfrentamiento directo de Israel y sus aliados occidentales por un lado, e Irán y sus grupos próximos, respaldados por Rusia y China por el otro, lo cual indudablemente tiene implicaciones mundiales amenazando con cambiar el poder geopolítico en la zona.
El mundo desconoce cuál será la respuesta de Israel al ataque lanzado por Irán hace algunos días. Una de las hipótesis que se baraja es que Israel en coordinación con Estados Unidos ataque infraestructuras críticas de Irán, redes de comunicaciones y transportes, instalaciones petroleras, entre otras.
Mientras tanto, millones de palestinos carecen de protección, sufren la falta de alimentos, asistencia sanitaria, educación y diariamente son obligados a desplazarse, todo lo cual configura un cuadro de terror que no deja espacio a la diplomacia y así se cumple la “poderosa venganza” que prometió Netanyahu el 7 de octubre de 2023.
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