La política de asentamientos de Israel y su acelerado crecimiento poblacional necesita cada vez de más territorio. Por ello, la ocupación de Gaza parece inevitable, dice Juan Medina Torres.
Por Juan Medina Torres.- La frase que nos sirve de título para esta columna la pronunció Kamel Abu Jaber, Ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, durante la Conferencia de Paz celebrada en Madrid el 30 de octubre de 1991, donde por primera vez en la historia reciente Israel y sus vecinos árabes establecieron negociaciones directas
La posesión y control de territorios, como la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, pareciera ser el tema central del conflicto entre israelíes y palestinos argumentando tener derechos históricos y religiosos sobre la tierra.
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Sin lugar a dudas, la continua inmigración por motivos religiosos y de seguridad a Israel desde su creación en 1948 ha sido un factor importante en el conflicto. Esta inmigración constituye una fuente de tensión con la población palestina, ya que ha menudo implica la ocupación de tierras palestinas para el establecimiento de asentamientos judíos en territorios disputados.
José Antonio Lisbona Martin -investigador y licenciado en ciencia política por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Relaciones Internacionales- señalaba, hace diez años, que: Israel es el único país del mundo donde la población se ha multiplicado por nueve en 65 años. Cabe señalar que Israel estableció en su Declaración de su Independencia en 1948 un llamamiento a todos los judíos del mundo para acudir allí a Israel, convertido en el “Hogar Nacional del Pueblo Judío”.
Asimismo, en 1950 el Parlamento israelí, la Knesset, promulgó la llamada Ley de Retorno, en cuyo artículo único dice: “Todo judío tiene derecho a inmigrar a Israel”. Por su parte, en la Ley de Ciudadanía que se dictó a continuación se dice que todo judío que emigre a Israel “recibirá automáticamente la nacionalidad israelí”.
El año pasado Israel creció un 2,2 por ciento y su población de casi diez millones de habitantes que ocupa una superficie de 22.070 kilómetros cuadrados, ubicándose entre los países más pequeños del mundo, con una alta densidad de población de 438 habitantes por kilómetro cuadrado.
Estas cifras nos indican, además, que sólo el 43 por ciento de la población judía a nivel mundial ha emigrado a Israel, faltando mas de un cincuenta por ciento que lo haga. Por lo que es razonable pensar que el proceso de emigración continuará y la necesidad de tierras seguirá tensionando las relaciones con los palestinos, porque Israel continuará con su política de asentamientos.
Las Naciones Unidas han condenado repetidamente esta política, considerando que los asentamientos son ilegales según el derecho internacional, ya que violan la Convención de Ginebra que prohíbe la transferencia de población por parte de una potencia ocupante a territorios ocupados.
Diversas resoluciones de la ONU sobre el tema han sido ignoradas por Israel, incluyendo la resolución 2334, adoptada el 23 de diciembre de 2016 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La resolución 2334 afirma que dichos asentamientos «no tienen validez legal» y los califica como una «flagrante violación» del derecho internacional, demandando a Israel detener tales actividades y cumplir escrupulosamente las obligaciones y responsabilidades jurídicas que le incumben como «poder ocupante» en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra relativo a la Protección debida a las Personas Civiles en Tiempo de Guerra, del 12 de agosto de 1949. Sin embargo, Israel ha continuado construyendo y expandiendo asentamientos.
Inclusive, políticos de extrema derecha en el gobierno de Israel son partidarios de volver a la Franja de Gaza. Sostienen que la retirada de Gaza fue un error estratégico y político. Cabe señalar que Gaza tiene superficie de 365 kilómetros cuadrados donde viven 2,26 millones de habitantes.
Así, podemos concluir que lograr la paz en la región es extremadamente difícil debido a la complejidad del conflicto donde el tema de la tierra es uno de los desafíos más importantes a superar, por ello como dijo Kamel Abu Jaber en 1991, Israel puede tener la tierra o la paz, pero no ambos.