Por Héctor Véliz.- Las fallas son la expresión adaptativa de rocas que están siendo estresadas. Esto significa que las fuerzas que modulan la búsqueda del equilibrio dinámico de la tierra actúan sobre ellas. La relación entre estas fuerzas y las rocas ocurre de muchas maneras. En Chile, es conocida la recurrencia de liberación de energía sísmica que denominamos terremotos, y su origen guarda relación con el contexto geológico de nuestro país. En efecto, sabemos que la Placa Nazca se subducta bajo la Placa Suramericana y, en ese proceso, se acumula energía elástica debido a que el contacto entre las placas no es liso, es bastante rugoso. Cuando se destraba este acople entre placas, hablamos de terremotos de subducción, un ejemplo de aquello fue el sismo de magnitud 5,9 ocurrido en Santiago a 40 km de Los Andes y a más de 100 kms. de profundidad.
La Cordillera de los Andes es una expresión adaptativa mayor de orientación norte-sur, en sus dos flancos, es decir este y oeste, ocurren fallas corticales de asiento somero que no alcanzan una profundidad mayor a los 20 kms. Una de estas fallas es la conocida Falla San Ramón, cuya extensión en profundidad no sobrepasaría los 12 kms. y se reconoce porque limita el borde la Cuenca de Santiago por el este, generando un notable desnivel entre cerros y ciudad. Esta falla, según algunos estudios, podría generar sismos de magnitud no superior a 7,4, desconociéndose su recurrencia.
La población debe estar tranquila. Chile es un país de alta sismicidad, el sismo de hace algunos días no guarda relación con la Falla San Ramón. Sin embargo, debemos estar siempre preparados, pues eventos inherentes a la naturaleza de las cosas han ocurrido, ocurren y seguirán ocurriendo. De nosotros depende, en nuestras casas, reducir aquellas consecuencias no deseadas asociadas a la actividad sísmica.
Héctor Véliz es doctor en geología y diplomado en Gestión de Unidades de Negocio Minero