Por Hernán García y José Orellana.- Conocidos los resultados de las elecciones de mayo reciente… analistas, académicos y partidos políticos intentan comprenderlos y proyectarlos para las siguientes estrategias electorales como son la segunda vuelta en gobernadores regionales, primarias presidenciales legales y el ciclo electoral de noviembre – diciembre (presidencia de la república, congresistas y consejeros regionales). Mientras ello ocurre, es que se observan potenciales primeras conclusiones, las cuales rápidamente deben transformarse en material de decisión.
Todas las colectividades, sin distinción están en eso. Todas las organizaciones integrantes del movimiento social, también están en eso. Estamos ante la configuración de una nueva geografía electoral, que viene a tomar forma como resultado de la percepción/realidad pública ante la falta de: a.- estado solidario, b.- de apoyo y respaldo adecuado del gobierno hacia la población, c.- del abandono en seguridad pública, d.- en la cantidad de letra chica para otorgar apoyos, etc., redundando tales situaciones en los reiterados retiros de 10% de los fondos de pensiones, traspasando a la población de clase media y popular, la responsabilidad de recurrir a sus propios ahorros previsionales para resolver una situación social detonada por las medidas sanitarias que debiese ser abordada por un estado social de derechos, hoy
.
En parte, los resultados podrían ser leídos como reacción a la exacerbada presencia de políticos en los matinales, en horarios donde la mayoría de los chilenos y chilenas estaban ejerciendo teletrabajo muy probablemente en incumplimiento con la ley laboral ad hoc o, forzosamente, trasladándose hacia sus trabajos. Espacios donde la discusión recordaba las razones del estallido social. Ante la abrumante realidad de salud física y mental, laboral, económica y de seguridad, lo natural es la reconfiguración social, la cual ha tenido efecto en los resultados electorales y que, prontamente, se traducirán en efectos políticos.
En materia de resultados, presenciamos los efectos del sistema electoral proporcional inaugurado en el marco de la reformas políticas emprendidas por el gobierno de la ex presidenta Michelle Bachelet cuando superó el sistema binominal, permitiendo, ello, en estos días, un crisol multivariado en la convención constituyente (también en el congreso y municipios), cual espejo de lo variado y multicolor que se encuentra nuestra patria/matria ciudadana y republicana, la cual, insoslayablemente, tiene otro antecedente formal y, por sobre todo político, en el proceso constituyente que también inauguró en su gobierno, cuando convocó al pueblo de Chile a pensar una nueva constitución vía los encuentros locales auto-convocados (también los provinciales, regionales y nacional).
Lo mismo ocurre con las reformas descentralizadoras, que, si bien se inscriben en un lento continuum institucional y político, logró lo siempre esperado, pero siempre contendido, como era la elección directa del intendente, hoy gobernador regional, que sin perjuicio de todas las debilidades en competencias y atribuciones que tienen, es un paso adelante en esta urgencia de mayores grados de democracia territorial, en un estado unitario y centralista como se le conoce. No hay que olvidar que la misma (y otras) se inscribe como respuesta al ciclo de movilizaciones de los años 2010-11-12 y 13. Ambas situaciones sucintamente descritas, se anclan linealmente con lo que fue el estallido social y su geografía de la multitud, los cuales encuentran en el acuerdo de noviembre del 2019, la canalización concreta por medio de un plebiscito constituyente de entrada, la elección de la/os 155 convencionales constituyentes y el plebiscito de salida/ratificatorio.
En esta mirada muy general, se evidencia una cuestión que, por dado, no se pondera en el sitial que corresponde, y esta es, la relevancia del territorio… la trascendencia del espacio geográfico en cuanto posibilitador de la cosa pública en sus múltiples inter-escalas o multiniveles. Movimientos sociales diversos, agrupaciones y partidos políticos con mejor lectura de esa realidad, son los que se acercan a la concreción de liderazgos veraces, emergiendo los mismos desde la comprensión de estas realidades inmanentes de la persona humana, pues visualizan los dolores, carencias y las necesidades de un apoyo digno cuando se sufre como consecuencia de un sistema abusivo desde la institucionalidad, teniendo en el neoliberalismo el sello y candado del mismo, profundizándose en momentos de crisis sanitaria.
Desde ahí ¿cómo enfrentan los partidos sus estrategias políticas electorales inmediatas, como es el caso de la primaria legal, más aún, cuando existe una serie de incertidumbres que forman parte de la dinámica que este momento histórico nos hace presente?
Una respuesta preliminar y que avizoramos como definitiva, se encuentra en el territorio, en el espacio geográfico habitado por personas. Son estas personas humanas que articulan realidades, las que demandan dignidad de todo tipo, entre ellas, las materiales y las afectivas, pero también las políticas. Las personas quieren elegir, buscando complementar o simplemente irrumpir en las tomas de decisión pública y, como consecuencia, los partidos políticos no pueden, sino mostrar transparentemente cómo resolverán este proceso.
Eso lo comprendió tempranamente Michelle Bachelet cuando enfrentó su segunda elección en el año 2013. No teniendo necesidad de someterse a dicha elección, estrenó la reciente ley de primarias legales del año 2012. También lo comprendieron de esa forma el Frente Amplio y la Derecha de este país el año 2017. Permitiéndole los resultados conocidos hasta el día de hoy. Quien no lo comprendió fue el sector de la centro-izquierda, quien pasó a primera vuelta, con los resultados que ya se conocen: Sebastián Piñera se convirtió en el Presidente de la República.
Ahora, en la encrucijada que permiten los resultados de este bello e histórico mayo, no avanzar en un ejercicio de primarias legales, no solo daña la credibilidad pública de los partidos (aún más), sino que, en la confianza depositada en los candidatos, quedando desdibujados de los proyectos ideológicos. El interés por primarias no es un interés individual… es comprender que la sociedad actual está informada, busca participar y ser parte de la decisión. Se requiere invitar a más, en particular a la/os jóvenes, como actores de primera línea en este proceso de cambio que estamos viviendo por estos días.
Quien quiera restarse a las primarias, asegura no entender nada respecto de lo que indican las personas desde los territorios y espacios geográficos que habitan. Quien quiera restarse, posibilitará menos dignidad a aquellos y aquellas que buscan representar. Hoy toda/o representante social, debe estar a disposición del proceso de cambio (senadores/as, diputados/as, Cores, Gores, alcaldes y alcaldesas, concejales/as) en todos los territorios, para construir una voz común que se llame unidad.
Requerimos como sociedad una primaria presidencial y de otros representantes, para dar la señal pública, y así resguardar en el imaginario social, la impecable conducta democrática en el actuar político electoral de los partidos de oposición y del punto de vista estratégico, para no ceder el espacio que otorga la democracia (primarias) a una derecha que buscará vía este medio resolver lo que la ciudadanía mayoritaria, no les permitirá. Ausentarse de primarias, es ceder lo que la lucha popular conquistó.
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