Opinión

La “invasión” musulmana a Europa: un conflicto cultural

Puede que sea exagerado decir que Europa, tal como la conocemos, pueda desaparecer y llegue a ser reemplazada por un califato. Eso puede que sea poco probable, pero hoy hay más musulmanes en Europa que hace mas de 100 años, sin una conflicto bélico y ni derramamiento de sangre.

Por Miguel Mendoza Jorquera.- Hace ya casi dos semanas, en la ciudad de Brighton, Reino Unido, fue elegido alcalde Muhammed Asaduzzaman, originario de Bangladesh y es residente hace 30 años en Inglaterra.

Esto puede parecer normal en un mundo globalizado, pero Asaduzzaman implementará medidas “acordes al respeto y decoro de la comunidad musulmana”, en palabras simples, imponiendo la religión sobre las leyes occidentales. Esto era impensado hace décadas, pero ya es una realidad hoy en Europa.

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Haciendo historia: desde 711 hasta 726 d.C., el Califato Omeya de Damasco conquistó el reino Visigodo de la península hispánica y no pudieron llegar al Reino Franco, ya que el abuelo de Carlo Magno, Carlos Martel, en 732, derrotó a las fuerzas del ejército Omeya en la Batalla de Poitiers. Así detuvo el avance de la conquista al mundo occidental. En el siglo XVI de nuestra era, Solimán el Grande, soberano del Imperio Otomano, conquistó parte de Europa del Este, pero no pudo conquistar toda Europa.

Décadas de inmigraciones a Europa han cambiado el paradigma: la batalla cultural islamista en universidades y en redes sociales, muchas veces financiados por países musulmanes -como por ejemplo Qatar- ha cambiado el concepto a los jóvenes occidentales.

Es más, hace algunos años, jóvenes europeos de origen islamista fueron a combatir a ISIS para crear un nuevo califato. Muchos de ellos nunca volvieron a sus países de nacimiento y en su gran mayoría murieron en combate.

La Primera Ministra italiana y líder de la ultra derecha Giorgia Meloni ha sido muy dura con la inmigración proveniente de África, especialmente desde Túnez, cerrando las fronteras y esperando aplicar el “Plan Mattei” que insta a que las empresas europeas inviertan en el continente africano y así disminuyendo la inmigración descontrolada.

Pero aunque este plan que se lleva discutiendo en Europa hace más de 70 años, no tendrá resultados, ya que los países de la zona euro tienen estándares muy altos como Francia y Alemania, donde gozan de seguridad social todos sus habitantes, incluidos los inmigrantes.

La derecha dura en Francia, de la mano de Marine Le Pen, ha dado la lucha contra la inmigración ilegal y especialmente la de origen musulmán. Esto le ha dado muchos réditos políticos por la mala gestión de Emmanuel Macron concerniente a la inseguridad y la inmigración descontrolada.

También en Alemania la ultraderecha, de la mano de su líder Maximilian Krah, en el pasado criticó a Angela Merkel por alojar a migrantes indocumentados en el territorio germano por razones humanitarias. Krah es un ferviente antisemita y antimusulmán, tanto así que respalda las atrocidades que cometieron las SS en Alemania.

El problema es que estos partidos políticos de extrema derecha han ganado mucho terreno y  poder, no solo por su política islamofóbica, sino también un discurso centrado en la inmigración descontrolada, ya que los partidos tradicionales europeos no han dado solución a estos temas.

También el líder de la izquierda francesa Jean-Luc Mélenchon ha tenido acercamientos con los “Hermanos Musulmanes”, grupo islamista radical para poder por lo menos vencer o restar apoyo a la líder de la derecha nacionalista francesa Mariene Le Pen.

Los “Hermanos Musulmanes” son el movimiento más grande en toda Francia, con más de un millón de simpatizantes en ese país, incluyendo a figuras futbolísticas como Karim Benzema, quien tiene vínculos muy notorios con esta organización supranacional. Se trata de una institución defensora de la “sharia” o ley islámica, e insta a todos los seguidores aplicarlas sobre las leyes de Francia o de la Unión Europea.

El sentimiento antisemita mundial por el repudio al gobierno de Israel sobre la guerra en la franja de Gaza ha exacerbado las tensiones en toda la Unión Europea y el Reino Unido. Grupos de izquierda, movimientos feministas e incluso el movimiento LGBTQ+ han dado su apoyo irrestricto a las protestas contra el premier Benjamín Netanyahu por su política sionista y genocida contra palestinos de Gaza.

Alvaro Medina

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