Mundo Académico

La ley del cascabel: actividad física obligatoria

Tras siete años de tramitación, el Senado aprobó la normativa que exige una hora diaria de actividad física en los establecimientos educacionales de Chile. El desafío ahora es su implementación: infraestructura, recursos y voluntad política serán claves para que el movimiento se convierta en parte del aprendizaje.

Por Aída Fernández.- La conocida expresión proviene de una fábula en la que un grupo de ratones, cansados del acecho del gato, propone ponerle un cascabel para oírlo venir. Todos celebran la idea, pero cuando llega el momento de decidir quién lo hará, el silencio se apodera del grupo.

La metáfora resulta inevitable al observar la larga discusión en torno al proyecto de ley que establece 60 minutos de actividad física diaria obligatoria en los colegios de Chile: siete años han pasado desde su ingreso al Congreso en noviembre de 2017, hasta su reciente aprobación.

Ayer, finalmente, se publicó la noticia de que el Senado aprobó el proyecto de ley que fomenta la actividad física y el deporte en los establecimientos educacionales. Esta nueva normativa busca garantizar que los estudiantes realicen diariamente al menos 60 minutos de actividad física dentro del establecimiento, sin que estas sustituyan la clase formal de Educación Física, mediante prácticas formativas, inclusivas y recreativas.

Esto inevitablemente nos lleva a pensar que todos los colegios de Chile deberán adaptar espacios, tiempos y recursos escolares para su implementación, y que además será necesario reemplazar los uniformes tradicionales —como faldas o pantalones de vestir— por el uso diario de buzos y ropa cómoda.

Es un desafío plausible, una acción necesaria. Sin embargo, su puesta en marcha nos hace preguntarnos, al igual que en la fábula: ¿quién le pondrá el cascabel al gato? ¿Serán los establecimientos, los docentes, los municipios o el propio Estado quienes asuman el compromiso de la implementación? ¿Se destinarán recursos adicionales para garantizar el éxito de esta nueva ley?

Hay motivos para el optimismo. La medida es urgente y beneficiosa para la salud pública. Cada escuela deberá contar con lo necesario para integrar el movimiento como parte natural del aprendizaje y, entonces, quizás, por fin le pongamos el cascabel al gato.

Aída Fernández es académica de Pedagogía en Ed. Física, U.Central

Alvaro Medina

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