Kamala Harris se convirtió en la primera mujer de orígenes afroamericanos e indios en optar por la presidencia de los Estados Unidos, tomando como bandera de lucha su risa y, detrás de ella, la seguridad, la confianza y la alegría.
Por Juan Medina Torres.- Hasta ahora, la risa no estaba en la agenda política de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. La risa se subió al estrado cuando Donald Trump, en un reciente mitin en Michigan, atacó agresivamente la expresión alegre de Kamala Harris, diciendo que “es la risa de una persona loca”.
Lo declarado por Trump, sin lugar a dudas, fue un ataque político, con lo cual convirtió la risa de su oponente en una estrategia electoral. “Sólo en una era donde todo se politiza, una campaña podría atacar agresivamente la risa”, dijo el columnista del New York Times, Jason Zineman.
Los seguidores de la candidata demócrata ven positivamente su risa y dicen que es la expresión natural de su personalidad.
Entretanto, Kamala pareciera seguir el consejo de la gran poeta norteamericana Ella Wheeler Wilcox quien dijo: “Ríe, y el mundo reirá contigo”.
Desde la psicología nos dicen que cuando te ríes creas optimismo y te sientes feliz y emocionalmente sano. Cuando estás emocionalmente sano y optimista, eres capaz de reír y esto crea un ciclo saludable de emociones.
Cicerón, en su obra Sobre el orador, afirma que “la risa propicia la buena disposición del auditorio. Por un lado, provoca la admiración de la agudeza del orador, haciendo ver que es una persona culta, educada y de mundo y, por otro, gracias a las chanzas y risas se disuelven situaciones desagradables o difíciles de diluir con argumentos”.
Precisamente eso pareciera ser lo que sucedió en el cierre de la Convención Demócrata realizada en el estadio de los Chicago Bulls, en horario de máxima audiencia y con las las cadenas televisivas de todo el país pendientes de un discurso en el que, según los analistas políticos, se mostró como una líder «realista, práctica y con sentido común».
Probablemente la candidata demócrata seguirá riéndose y llamando a sus partidarios a imaginar “a un Donald Trump sin límites y cómo usaría los inmensos poderes de la Presidencia de Estados Unidos, no para mejorar sus vidas, no para reforzar nuestra nación, sino para servir a su único cliente: él mismo».
Al aceptar la nominación, Kamala Harris se convirtió en la primera mujer de orígenes afroamericanos e indios en optar por la presidencia de los Estados Unidos, tomando como bandera de lucha su risa y, detrás de ella, la seguridad, la confianza y la alegría.