Por Guillaume Guy-Paul.- Es importante recordar que Haití es un país que es reconocido por su lucha de liberación durante los siglos XVIII y XIX. Si bien este país ha mostrado coraje ante diversos momentos adversos después de su independencia en 1804, la ocurrencia del régimen inconstitucional (dictatorial) de los Duvaliers –padre e hijo-, desde 1959 hasta 1986, sumado a la presencia de fuerzas militares extranjeras de 1915 a 1934, de 1994 a 1995 y de 2004 a 2016, hacen cuestionar la calidad de su democracia.
Hablamos de calidad porque con el avance de la ciencia política, sobre todo en la rama ‘cultura política’, “ser un país democrático requiere cumplir ciertos requisitos de valores culturales, como, por ejemplo, el nivel de confianza interpersonal, la satisfacción de la vida ante las instituciones o ante la democracia estable, la satisfacción de la vida ante la economía, entre otros (Ronald Inglehart 1973-1987).
Sin embargo, estos momentos no le restan méritos para que Haití sea identificada como una república libre y democrática, en término de elecciones libres, donde mujeres y hombres pueden sufragar y competir por un mandato electoral, y donde existe libertad de expresión. A partir de la mitad de la década del 80, la culminación del régimen despótico abrió el camino para la conformación legal del sistema de partidos políticos en dicho país, el cual parece ser uno de los factores de las crisis políticas que lo han azotado.
Dicho esto, no debemos olvidar que la política haitiana en sí presenta una complejidad de entendimiento, no solo a nivel nacional sino también a nivel internacional.
La crisis actual; versión argumentativa del Presidente versus la oposición
En este año 2021, por el estallido social y crisis política a la que está sometida Haití y que además ha puesto en entredicho a diversas instituciones, este país pasa a ser un caso paradigmático, permitiendo que muchas vistas converjan sobre dicha nación.
Numerosos debates han sido abiertos en todos los niveles, y gran parte de estas controversias ha concluido que el actual fenómeno de inestabilidad es responsabilidad del actual Presidente de la República. No obstante, este tipo de fenómeno no es algo novedoso, se ha incubado mucho antes del actual gobierno; no tiene su origen ni en el anterior ni tampoco en el presente gobierno.
Las ocupaciones militares que ha sufrido Haití fueron razonables o no por causa de la inestabilidad política, y se produjeron en fechas anteriores al actual gobierno. Respecto a las disputas entre la oposición y el gobierno dirigido por Jovenel Moïse, inmediatamente pueden leer con atención los artículos de la Constitución Política de la República, que sirven de base argumentativa para ambas partes.
Art. 134-1: La durée du mandat présidentiel est de cinq (5) ans. Cette période commence et se termine le 7 fevrier suivant la date des élections.
La traducción al castellano dice: ‘La duración del mandato presidencial es de cinco (5) años. Este periodo comienza y se clausura el 7 de febrero siguiente a la fecha de las elecciones’. Es decir, si el actual presidente asumió el poder el 7 de febrero de 2017, su mandato finalizará el 7 de febrero de 2022, luego de las elecciones presidenciales que deben ser realizadas el último domingo de noviembre del año 2021.
Art.134-2: Les élections présidentielles ont lieu le dernier dimanche de noviembre de la cinquième année du mandat presidentiel.
En español: ‘Las elecciones presidenciales tienen lugar el último domingo de noviembre del quinto año del mandato presidencial’.
Es decir, las elecciones presidenciales en Haití, deben realizarse el último domingo del mes de noviembre de este presente año 2021, para que otro Presidente electo pudiera asumir el 7 de febrero de 2022. El Presidente mantiene su posición apoyándose sobre el art.134-1; sin lugar a dudas, es un razonamiento lógico, que no presta lugar a confusión. Por otra parte, la oposición afirma que, según el art.134-2, el mandato del Presidente alcanzó su apogeo el 7 de febrero de 2021, por lo tanto debe abandonar el poder.
¿De qué manera lógica se puede interpretar la argumentación de la oposición? El Presidente les solicitó hacer uso del diálogo; hasta la fecha ha recibido una completa negativa por parte de los partidos de la oposición. Entonces, ¿la crisis depende del Presidente o de otros factores?
Sistema de partidos de Haití, su comportamiento según la teoría política
En la política, especialmente en un régimen democrático, existe una estructura que se llama sistema de partidos. La manera de interactuar los partidos dentro del sistema, es la que determina el buen o mal funcionamiento de cualquier gobierno.
El problema de la crisis política haitiana pareciera estar directamente arraigado en su sistema de partidos. Sin embargo, aún está siendo discutido a nivel abstracto, mientras que es necesario abordarlo a nivel teórico-científico.
Aunque este artículo no pretende efectuar un exhaustivo análisis o una respuesta indiscutible de la causa de las crisis políticas de dicho país, de todas maneras, intenta analizar su sistema de partidos políticos en algunas dimensiones, para poder determinar si no se está comportando como factor condicionante o correlacional a su problema de crisis.
El desarrollo y/o la manera de hacer la política en este país embrolla el entendimiento de varios analistas políticos, pero, su sistema de partidos puede ser examinado y entendido a partir de conceptos descritos en la literatura politológica del destacado politólogo italiano Giovanni Sartori y de la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas (OFPRA), que trabajó sobre los principales partidos políticos de Haití. Brevemente, para ir analizando el sistema, estudiaremos el periodo de retorno a la democracia en Haití y la cantidad de partidos existente.
Luego, veremos los tres conceptos fundamentales del sistema de partidos, que son: Unipartidismo, Bipartidismo y Multipartidismo, que, en un principio, el politólogo francés, Maurice Duverger, por su parte los ha identificado como sistema de partidos.
Los cuales también posteriormente han sido estudiados por Giovanni Sartori en su libro “Partidos y sistemas de partidos”, para formular, entre varias otras hipótesis, que el pluralismo (político) abarca diferentes facetas: moderado, limitado y polarizado.
Según el contexto actual de Haití, junto con su complejidad política, el no hay mucha duda de que el Estado se ve envuelto en algo similar al modelo “polarizado”. Veremos rápidamente el camino que conduce a la formación del sistema de partidos de Haití.
Después de la caída del régimen de Duvalier en 1986, la asamblea que dirigía el país autorizó, mediante un decreto, la inscripción y el funcionamiento de los partidos en el Ministerio de Justicia, con un requisito mínimo garantizado de cinco mil miembros, y 20 como fundadores.
Ahora bien, es pertinente preguntar, ¿Cuántos partidos existen en dicha Republica? Según el documento oficial elaborado por la OFPRA, obviamente bajo la directriz de la Unión Europea, en mayo de 2013, el diario Le Nouveliste (Haití) publicó un listado de 121 partidos políticos registrados correctamente en el Ministerio de Justicia. Entre ellos, se puede mencionar a los siguientes:
Extrema Derecha: Acción para Construir una Haití Organizada (AKAO)
Derecha: Organización Pueblo en Lucha (OPL) y Junta de Demócratas Nacionales Progresista (RDNP)
Centro Derecha: Partido Haitiano ‘Cabeza Pelada’ (PHTK), y Movimiento Cristiano para una Nueva Haití (MOCHRENAH)
Centro Izquierda: Plataforma Hijos de Dessalines (PPD); Fanmi Lavalas (FL) y Grupo de Investigación sobre la Evolución de Haití (GREH)
Izquierda: Fusión de los Social Demócratas Haitianos (FSDH) y Unión Nacional Cristiano por la Reconstrucción de Haití (UNCRH)
Resumen descriptivo de sistema de partidos según Sartori y su incidencia en Haití
Unipartidismo: Giovanni Sartori estudia el unipartidismo como un sistema de partido único y heterogéneo, en donde existen normas, reglas o estatutos legales que prohíben una determinada posición. Es decir, prevalece y /o existe una sola ideología.
Este concepto no encaja en la estructura del sistema de Haití; tal vez se asemeja a las antiguas Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Bipartidismo: Este concepto consiste en dos grandes partidos pero competitivos; ambos partidos son fuertes y pueden conquistar el poder, aunque pueden existir pequeños partidos en el seno de ellos, pero no implica que la distancia ideológica de estos subpartidos sea muy distante al partido base.
Este esquema puede aplicarse al de EEUU pero no en el de Haití, ya que, como se ha leído más arriba, existen más de dos partidos que compiten en el terreno electoral.
Multipartidismo: Está conformado por muchos partidos y diversas variantes, como las que se leerán.
El pluralismo moderado; según Sartori, se estructura entre tres a cinco partidos, que cuentan, es decir, los que son competitivos, que tienen posibilidad de llegar al poder, tanto del ejecutivo como legislativo.
Estos partidos optan por la gobernalidad, es decir, están abiertos a negociaciones orientadas al gobierno, por lo tanto tienen una orientación ideológica mínima, tendiente al centro político.
El pluralismo limitado; es aquél concepto que cuenta con cinco a siete partidos, pero con poca distancia ideológica entre ellos. Los partidos más fuertes y/o relevantes pueden tener muchos escaños en ambas cámaras; tienen capacidad de coalición y, por lo general, se orientan hacia el gobierno para facilitar la gobernalidad. Como se puede constatar, el moderado y el limitado tienen rasgos comunes en términos de promoción de la gobernalidad.
El pluralismo polarizado; éste abarca ocho o más partidos; con característica anti-sistema y oposición bilateral e, incluso, trilateral. Los partidos opositores actúan en contra de la legitimidad del régimen establecido democráticamente.
En esta fase, un gobierno se encuentra en una triangulación de ataque, por partido(s) anti-sistema(s) y por una oposición bilateral-derecha-izquierda y centro, y es el peor escenario según Sartori. Por consecuencia, el gobierno está preso en un laberinto, enfrentado obstruccionistas con cero posibilidad de negoción y protestas irreversibles, quedándose así entre medio y sin iniciativa de gobernalidad. Peor aún cuando se trata de un sistema semipresidencial, donde múltiples acciones del ejecutivo dependen en gran medida del legislativo, como es el caso de Haití.
El interés de las oposiciones en una tipología de pluralismo polarizado está dirigido a la ocupación de ministerios y/u otros incentivos; actúan fuera de las normas y/o ideología de los partidos de coalición. En síntesis, esta modalidad demuestra cómo los congresistas son capaces de fragmentar por completo a un gobierno. ¿En el caso de Haití, en cuál de estas últimas tres tipologías se puede ubicar?
Pues en la actualidad, es difícil situarlo en cualquiera de ellas, ya que en este momento no hay bancadas en el Congreso. Pero, independiente de lo anterior, durante los últimos llamados del Presidente hacia los partidos para hacer uso del diálogo, hasta la fecha no hay respuestas por parte ellos, lo que se hace difícil de pronunciar y/o ubicar al sistema en una de las últimas tipologías.
Pero, de todas maneras, el rechazo de los partidos de someterse a un diálogo, tanto la izquierda, derecha como los centros, refleja directa o indirectamente, ataques. Entonces, ¿No calzaría la polarización?
Por otro lado, respecto a las difusiones en noticieros de las protestas irreversibles en Haití, demuestran un fuerte rasgo de determinados partidos anti-sistema, y que es también una de las características del pluralismo polarizado. Además, antes de la disolución del parlamento, el Presidente expresaba en diversas vías de comunicación nacional que, desde el comienzo de su mandato, no tuvo prácticamente la posibilidad de gobernar con el Congreso, sobre todo en la aprobación de proyectos de leyes; el obstruccionismo prevalece sobre las necesidades sociales y reales. Pues el obstruccionismo es uno de los rasgos particulares de la tipología de pluralismo polarizado.
¿Es el tipo de sistema de partidos el problema de las crisis políticas, o existen otros factores?
Como en esta disciplina (ciencia política) la comparación es un factor importante en materia de búsqueda, surge la necesidad de contrarrestarlo con Francia. Este país europeo es multipartidista también y cuenta con 338 partidos activos en su sistema político, desarrollándose bajo un sistema de gobierno semipresidencial al igual que Haití.
Pero, ¿por qué se han dado resultados aceptables en este país europeo y no en Haití? Tal vez, en el caso de Francia, el sistema no está polarizado, sino que es más bien moderado; los partidos fuertes de la oposición reconocen la importancia de hacer coalición y orientarse hacia el gobierno para proporcionar la gobernalidad.
Esto nos lleva a pensar que, en el caso de Haití, en un primer nivel de hipótesis, el problema no radica directamente en el sistema en particular, sino en que el espíritu de equipo (diputados y senadores) orientado al resultado país, debe ser examinado.
Porque en el pluralismo, moderado, limitado o polarizado, fuese lo que fuese, el sistema está hecho por hombres y mujeres, y si en otra parte existen voluntad y determinación en las personas que hacen funcionar el sistema en beneficio de su país, también se puede hacer en Haití.
Por lo tanto, hay que indagar el problema de esas crisis políticas, de larga data, en otros factores desconocidos; la irresponsabilidad de algunos políticos haitianos para construir país, es un factor ejemplar. Es necesario que los partidos que interactúan dentro del sistema modifiquen sus estrategias o sus compartimientos; el pueblo necesita una conducta en el sistema que se enfoque hacia la moderación, siempre optando por la gobernalidad, y no a polarización.
En fin, reconocemos que la interacción de persona a persona no es algo sencillo, sobre todo en materia política; sus imperfecciones naturales les privan de proporcionar algo que sea perfecto, pues las leyes o las institucionalidades, los sistemas de gobierno y los de partidos, están hecho por seres humanos imperfectos.
Karl Popper, filósofo austriaco del siglo XX, expresó: “cómo queremos que el hombre invente algo perfecto si el mismo no lo es, por lo tanto, todo lo que el hombre hace y comunica, va con sus imperfecciones”.
Guillaume Guy-Paul es migrante de nacionalidad haitiana. Estudiante de Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Miguel de Cervantes.
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