Por Ronaldo Bruna.- La fórmula anunciada por la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) para zanjar el conflicto respecto del espectro de 3.5 MHz poniéndole el precio al cambio de uso tiene riesgos para la competencia. Esta modalidad elegida por la autoridad para la asignación de esa banda (vital para el avance del 5G) va en un sentido distinto a lo dispuesto por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), en orden a que ese proceso por ese recurso escaso y estratégico se debe hacer mediante una licitación abierta que permita definir su precio de mercado.
La asignación del espectro radioeléctrico es muy importante para impulsar la competencia y disminuir las barreras de entrada, abriendo posibilidades a empresas que tienen una menor participación de mercado.
Sin embargo, esta nueva forma de reordenamiento del espectro de 3.5 GHz plantea varias interrogantes.
La primera es: ¿Cómo garantizará la Subtel la participación de todos los potenciales interesados en esta banda (no solo las seis empresas que participan en la mesa técnica), que es considerada como “la joya de la corona” para la conquista del 5G? Facilitar la participación del mayor número de actores posible permite que la competencia entregue los mejores resultados y también se pueden atraer otros actores que no necesariamente están actualmente en el mercado.
La respuesta tradicional a esta pregunta es la modalidad de licitación o concurso, asignando a las empresas que ofrecen mayor valor por el recurso, y estableciendo incluso la obligación de contraprestaciones asociadas a la asignación de espectro que aseguren inversión y cobertura en zonas que no son atractivas comercialmente.
La segunda: ¿Cómo se evitará que se intercambie información sensible de las compañías respecto del precio del espectro radioeléctrico y planes futuros de cada compañía en torno al desarrollo de las bandas de 3.5 GHz? Es preocupante que los principales competidores de una industria se junten y eventualmente intercambien información comercialmente sensible sobre un activo estratégico tan relevante como el espectro radioeléctrico. Las guías de la Fiscalía Nacional Económica recomiendan por ejemplo cortar los lazos entre los posibles competidores por la asignación del activo, evitando reuniones presenciales antes de la subasta, que la presentación de ofertas sea vía medios electrónicos, mantener anonimato de los interesados en el espectro, entre otras. Asimismo y referido al caso de las asociaciones gremiales, recomienda evitar que sus miembros compartan información sensible sobre variables que pueden afectar la competencia, tales como políticas de precios (actuales o futuros), volúmenes de producción, estructuras de costos, planes de expansión e inversiones, estrategias comerciales, contenido de ofertas o propuestas para licitaciones futuras, entre otras. Ese consejo es válido para este caso también.
Una de las maneras más eficientes para conseguir la opinión de la industria, que la autoridad no usó, es el mecanismo de consulta pública a través de la cual se puede incorporar la participación de las empresas del sector y de otros agentes que pudiesen aportar antecedentes valiosos. En una consulta pueden participar otras empresas del mercado, consultores especializados, asociaciones de consumidores, universidades y el público en general, todos los cuales pueden aportar en caminos de solución con conocimiento, expertise y sentido social.
La tercera, y en virtud de lo anterior: ¿cómo garantiza la autoridad que está alcanzando el mejor precio para la sociedad y no solo el mejor precio para la industria? La preocupación más relevante sobre la conformación de esta mesa de trabajo, según se señaló en la prensa, incluye poner un precio a los Mhz para permitir un cambio de uso la de concesión, en acuerdo con las empresas participantes. Se señaló que “sabemos que los MHz tienen un precio y queremos ponerle un valor en acuerdo con la industria”.
La cuarta interrogante: ¿cómo se estaría cumpliendo con lo considerado por el TDLC en su resolución N°62 de 2020 en relación a la necesidad de licitar la banda de 3.5 GHz para otorgar concesiones para servicios móviles, sin limitaciones sobre quienes deben participar en dicho concurso público, haciendo algo distinto a ese camino?
Es necesario despejar estas y otras dudas en torno a la fórmula utilizada para asignar el espectro de 3.5 GHz y los riesgos y los beneficios de esta mesa de trabajo. Todo indica que es preferible utilizar mecanismos de mercado para determinar los precios del espectro radioeléctrico promoviendo la competencia, a través de licitaciones y asignando como ganador a la empresa que entregue la mejor oferta económica. Durante décadas los organismos encargados de libre competencia han trabajado para mejorar la competitividad del mercado de servicios móviles, consiguiendo menores precios y mejores productos que beneficia tanto a las empresas del país como a todos los consumidores. Esta fórmula parece ir en sentido contrario e incluye riesgo para la competencia que no son aconsejables de tomar.
Ronaldo Bruna es académico, ex jefe de investigaciones de la Fiscalía Nacional Económica y ex superintendente de Servicios Sanitarios
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