Por Ariel Figueroa.- Ya estamos llegando al final del período de análisis y discusiones sobre por cuál opción votar. Al igual que varios de ustedes, leí y me informé. Seguí algunos debates en la televisión. He visto, en alguna oportunidad, la Franja de ambas opciones.
¿Y qué me ha hecho pensar que el Apruebo es la mejor opción? Simplemente, la falta de argumentos de real peso por parte de quienes invitan a votar Rechazo. He escuchado comentarios como estos: Que este texto no nos une porque le falta “amor”, que es “partisano”, que “acentúa la diferencia entre los chilenos y representantes de pueblos indígenas”. Eso no es así. Por eso, reitero mi invitación a leer el texto. El amor está presente cuando se habla de solidaridad, cuando se habla de valorar a la mujer, cuando se habla de protección a la niñez, cuando se habla de tener un sistema de educación de calidad para todos nuestros estudiantes, cuando se habla de tener una jubilación digna para nuestros adultos mayores, etc. No es partisana, porque no son “guerrilleros” quienes elaboraron este texto. Tampoco, se pretende hacer una división en la sociedad entre chilenos y aquellos que pertenecen a etnias originarias. Más bien esa división viene desde ya hace años, cuando el Estado de Chile los dejó de lado. Comunidades que, por lo general, son pobres y alejadas del progreso. Si usted ha visto algún documental sobre Chile que ha mostrado algunos de estos lugares, se ha podido dar cuenta lo pobres que son. Nuestros hermanos Rapa Nui se han salvado, en parte, gracias al turismo.
Pero siguiendo el tema Constitucional, quisiera recordar el Programa “Aquí se debate Constitución”, donde la señora Carol Bown , representante de la opción Rechazo, reconoció que le parecía positivo que varios derechos sociales estuvieran considerados en la actual Propuesta Constitucional. ¿Y cómo no? Si una Constitución debe velar por todos y todas. Y eso se hace a partir de reconocer y hacer realidad los derechos sociales (Salud, Educación, Pensiones, etc.). Otros, en cambio -como el ex senador Fulvio Rossi, que también apuesta por el Rechazo-, prefieren quedarse con la Constitución de 1980 que, dicho sea de paso, sufrió varias modificaciones en más de una administración en gobiernos de la Concertación. De esta manera, el ex parlamentario plantea concebir otra Constitución a partir de la actual Carta Magna. Pero ¿cuál es el problema? La Constitución actual solo habla del “acceso a la salud y a la educación”, pero no se hace responsable de la administración misma y deja en manos de los Municipios estas tareas. Solo los hospitales están bajo la administración del Ministerio de Salud. ¿Y cuál ha sido el resultado en ambos campos? Usted lo sabe tan bien como yo. A esto se le llama Estado subsidiario: realiza acciones hasta donde puede. Lo demás se lo deja a la empresa privada o a los Municipios. La actual propuesta exige que el Estado sea cual sea el gobierno de turno, deba responder respecto del cumplimiento de los derechos sociales.
Las demás críticas apuntan al Plurinacionalismo, a la forma de impartir justicia, a la conformación del Congreso y sus atribuciones, por nombrar algunos ejemplos.
Entonces, los invito a ver qué es el Plurinacionalismo. El Plurinacionalismo, no es otra cosa que reconocer la existencia de varias etnias pre-colombinas y, lo más importante, ser consideradas en las actividades del quehacer nacional. ¿Por qué algunos compatriotas se obsesionan en demonizar al Pueblo Mapuche? ¿Será porque al señor Llaitul se le ocurrió la idea, junto a otros grupos, de llevar a cabo una lucha armada contra el Estado de Chile? La CAM y otras agrupaciones no representan realmente a toda la comunidad Mapuche. De ser así, el cien por ciento de los Mapuches ya habrían tomado las armas. Y eso no es así. ¿Y qué pasa con los Aymaras, los Collas, los Rapa Nui? Si usted estudia la historia verá que todos estos pueblos fueron sometidos por los españoles o el Estado de Chile. ¿Recuerda usted haber estudiado la tan mal llamada “Pacificación de la Araucanía”, que realizó el Ejército de Chile bajo las órdenes del coronel Cornelio Saavedra, que aplastó con las armas al pueblo mapuche desde la Región del Biobío hacia el sur? Hubo muertes y toma ilegal de tierras de este pueblo. Desde aquel año de 1867, toda esta gente ha sufrido la dominación huinca. Hoy, este Proyecto Constitucional pretende hacer justicia y traer la paz tan anhelada por ellos y por todos los que vivimos en este hermoso país.
El Congreso ha sido una de las instituciones más criticadas por la ciudadanía. El Proyecto Constitucional plantea la conformación de un nuevo Parlamento. Un parlamento donde esté presente la paridad de género, la inclusión de pueblos originarios y donde realmente las regiones estén debidamente representadas. ¿Cree usted que eso es injusto?
Quedarnos con la Constitución actual impediría que el Estado asuma el “Rol Solidario” que le corresponde y mantendría un “Rol Subsidiario”, que significa que el Estado no se hace cargo en su totalidad ni de la Salud, ni de la Educación, ni de las Pensiones. Tampoco del reconocimiento y protección de la Diversidad sexual, de los Derechos reproductivos de la mujer, de la protección de la Infancia y de la mujer ante todo acto de violencia en su contra, por citar algunos ejemplos. El nuevo Proyecto permite, además, hacer justicia con las mujeres que por años han sufrido la discriminación en todo sentido. Lo mismo ocurre con los pueblos originarios, marginados por años de años. Un proyecto que dejará establecido el cuidado y la protección del Medio Ambiente y de los recursos naturales, tales como el agua.
Este es un Proyecto serio, pero no perfecto. Y no es perfecto porque está elaborado por seres humanos y nosotros no somos perfectos. ¿Cuántas veces hemos cometido errores? ¿Pero cuántas veces los hemos corregido y hemos enmendado el rumbo? Dicho eso, este Proyecto es perfectible si existe la voluntad de hacerlo. La buena política es la política de lograr acuerdos. Votar rechazo es votar por algo que nadie sabe dónde nos llevará o, quizás como dice el señor Rossi, quedarnos con la Carta Magna actual y hacerle una que otra modificación.
Aún nos quedan días para escuchar, informarnos, discutir y reflexionar, para luego votar en consciencia.
Como ven, no da lo mismo votar rechazo o votar apruebo. Apruebo, significa avanzar en equidad, en justicia y en lograr una sana convivencia nacional.