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Lecciones que dejan los incendios forestales

Por Juan Medina Torres.- Los incendios forestales son un problema mundial. Cada año se registran alrededor de 400 mil incendios que afectan a unos 500 millones de hectáreas. En Chile, durante la presente temporada, el fuego ha consumido más de 400 mil hectáreas.

Considero que para hacer un análisis sobre los incendios forestales que afectan a nuestro país es necesario dividir el tema en tres grandes áreas:

  • El Estado: aclarar cuáles son las políticas públicas que maneja el Estado frente a la crisis de los incendios forestales, cuáles son los Ministerios y Servicios que actúan en la emergencia y cómo se coordinan.
  • El sector privado: analizar el rol que le cabe a las empresas forestales en el tema. ¿Están preparados? ¿Qué han hecho?  ¿Cuáles son sus planes de contingencia y cómo se coordinan con CONAF y el nuevo Servicio de Emergencia?
  • La ciudadanía: Ver qué se ha hecho a nivel de habitantes y organizaciones comunitarias de las de las zonas vulnerables. ¿Están preparadas? ¿Existen programas de resiliencia para enfrentar las emergencias?

Hernán Silva, experto y miembro de la red mundial de voluntarios de cambio climático “Climate Reality”,  la organización que fundó el ex candidato a Presidente de los Estados Unidos Al Gore, advierte que “ lo más grave en este sentido es que el cambio climático que se está produciendo en el mundo crea las condiciones para que sea más factible que aumenten los incendios forestales”.

Es cierto que los efectos del cambio climático y el calentamiento global se hacen sentir en todo el mundo como una amenaza real, y Chile no está exento de esta situación que será permanente.

A lo anterior, hay que agregar la acción humana como causa, accidental o deliberada, sin dejar de mencionar el monocultivo, programas de plantaciones realizadas por las grandes empresas forestales con una sola especie arbórea de manera uniforme e industrial (pino y eucaliptus).

Estos programas que son parte de la política forestal de nuestro país se implementaron al amparo del Decreto con Fuerza de Ley 701, en octubre de 1974, impulsado por el Ministro de Economía de esa época Fernando Léniz.

Al respecto, Marc Castellnov Ribau, Inspector Jefe del Cuerpo de Bomberos de Barcelona y uno de los expertos más destacados a nivel mundial en el tema de los incendios forestales, señala que “hay que mirar la estructura del paisaje, hay que pensar el concepto a nivel de país y empezar a trabajar en la gestión de entender de forma integral el problema de los incendios forestales para crear un país con  resiliencia y generar paisajes resilientes a los incendios”. Es decir, se deben reestructurar las plantaciones forestales dejando de lado el monocultivo.

El monocultivo ha sido ampliamente estudiado por académicos, como Jorge Gayoso y Andrés Iroume, de la Universidad Austral de Valdivia, quienes analizaron los principales impactos sobre el suelo provocados por las plantaciones de pino y eucaliptus como son la compactación, la remoción, la erosión y el agotamiento de nutrientes, de acuerdo a publicaciones difundidas por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (Aifbn).

Otra lección que nos dejan las crisis de los incendios forestales es trabajar en sistemas de prevención en las zonas vulnerables a corto y mediano plazo que mitiguen la pérdida de vidas humanas y materiales. Por ello, es necesario que los habitantes y organismos públicos de zonas vulnerables a la acción del fuego establezcan medidas de prevención.

Es recomendable trabajar en sistemas de evacuación, es decir, estar preparados para estas emergencias, saber cómo reaccionar y con qué vestimenta salir del lugar, por ejemplo. Todas estas medidas es recomendable practicarla con la familia para salir sano y salvo de un sector amagado, recomiendan los expertos.

Otra medida la comenta Eduardo Peña, doctor en Ecología del fuego e ingeniero forestal de la Universidad de Concepción, quien afirma que, tal como se está exigiendo en otros países, se debería avanzar en un mejor manejo de combustible en las zonas. Eso quiere decir, explica, que se puede exigir a un agricultor la creación de franjas donde se elimine la vegetación o se dejen pastizales cortos que no permitan el rápido avance del fuego alrededor de sus terrenos, como medida preventiva.