Por Hugo Cox.- Las crisis aún no están conjuradas. Los fantasmas siguen al acecho y en cualquier momento pueden descarrilar los procesos iniciados. Las causas que generaron la actual situación siguen sin ser discutidas, y solo se habla de hechos como si estos fueran aislados o explicaciones con soluciones que apuntan a otras épocas de la historia.
Todos los procesos históricos tienen drama, realizaciones y mucho de audacia, pero en su análisis no se puede poner énfasis solo un tema específico, ya que esto restringe y no ayuda a una comprensión adecuada. Siempre los procesos son complejos y con causas múltiples.
Dicho lo anterior, ¿cómo puedo explicar el hoy sin caer en la mono explicación?
Si se hace el esfuerzo de cruzar la información abierta, tenemos conflictos que tienen distintas formas de expresión y causas que son locales y otras globales y tendemos a simplificar su explicación y, por tanto, a buscar soluciones simples en problemas de alta complejidad, a los grandes conflictos que los medios colocan y que la ciudadanía acepta en su gran mayoría como tal y que exige soluciones inmediatas.
Un primer tema es la inmigración; un segundo tema es la Araucanía norte, que ha quedado en la invisibilidad producto del conflicto de migración en el norte de Chile; un tercer tema es la seguridad ciudadana, que se traduce en robos de distinto signo, homicidios y crímenes diversos; y el narcotráfico que, finalmente, se ve en el micro tráfico en poblaciones, y para que este exista está el gran distribuidor.
En el plano político está la convención constitucional que es el reflejo pictórico de un país divido en múltiples discursos identitarios, la expresión de muchas parcialidades que pujan por explicar el todo. Por otra parte, está por asumir un gobierno con un alto porcentaje de apoyo, en el cual cifran la esperanza de la solución a la problemática actual.
Detrás de esto, está la real política (el poder) que no conoce de emociones, aquí quien manda es la racionalidad para conseguir el objetivo político final.
Los conflictos antes mencionados se concatenan y se potencian, provocando en la ciudadanía un cansancio, que empuja a la instalación de soluciones fáciles basadas normalmente en la fuerza, sin desconocer que muchas veces se hace necesario, pero sin perder de vista que con eso se provoca una calma solo temporal.
Solapadamente surge un tema de máxima importancia para los hogares: la inflación, que daña fundamentalmente a las personas en su capacidad de buen vivir.
Todos estos hechos permiten que diversos grupos, generalmente los extremos, se apropien de las causas que son miradas con simpatía por la ciudadanía (auge del fascismo). Por ejemplo, en el sector de los camioneros, los sectores más radicales de derecha conducen esos movimientos; y en la Araucanía son los sectores más radicalizados de la izquierda quienes están al frente. Esto está llevando a que se extiendan por el país movimientos con origen local.
Esto se produce por la falta de Estado. El gobierno dejo de gobernar desde el 19/O en adelante. Al no haber estado (Gobierno, justicia cuestionada, poder político cuestionadlo) permite que afloren los problemas locales con dimensión nacional, y los sectores que están detrás de estos movimientos lo tienen claro.
En síntesis, lo que se está produciendo es una guerra hibrida, utilizando medios que van minando la seguridad y estabilidad del país. Ya no son medios militares, sino por redes sociales y noticias falsas que van minado la credibilidad en las instituciones debilitando al Estado, y aquí la provocación, la agitación y la propaganda son fundamentales.
Es la complejidad y los fantasmas del momento histórico.