Por Hugo Cox.- Octubre será un mes muy intenso que marcará el desarrollo de Chile. En el calendario de este mes está anotada una serie de hitos: en primer término, el aniversario del 5 de octubre de 1988, que permitió la derrota a la dictadura y, por lo tanto, el retorno a la democracia, dejando atrás largas noches de desesperanzas y tristezas.
Luego, el 18 de octubre será el día que marca el surgimiento a la superficie de un sentimiento que recorre al país, un sentimiento de cansancio frente al abuso, el no encontrar respuestas que satisfagan las necesidades mínimas de amplios sectores de la sociedad. En términos simples, es la fecha en que la desigualdad se hizo intolerable. Este hecho gatilla un segundo fenómeno que parecía vedado, y es el acuerdo nacional de todas las fuerzas políticas de llamar a un plebiscito, con el objetivo del cambio constitucional y que dé paso a un nuevo contrato social y que permita al pueblo chileno reconstruir su tejido social y a su vez el reencuentro con su historia, que pareció quedar suspendida en septiembre del año 1973.
El acto del 25 de octubre de 2020, por lo tanto, trasciende a la creación de este nuevo pacto social. Ese día, al ir a votar masivamente, se transformará en un día para la dignidad del pueblo de este país y se será un avance en la larga y trabajosa construcción y transformación de Chile en un país más democrático y solidario.
Pero detrás de esto se esconden amenazas, y la única manera de enfrentarlas es con la unidad. Sería un fracaso histórico, que nuevas generaciones no perdonarán, si no se logra la unidad. Es el momento de dejar atrás los deseos de perfilarse, no es el momento de los caminos propios, el rival es demasiado poderoso.
Por otra parte el gobierno enfrenta graves problemas políticos y que en las actuales condiciones son de difícil resolución. Los tres dolores de cabeza que lo tienen sin capacidad de movimiento son: el general director de Carabineros, el ministro del Interior y, finalmente, el conflicto generado por la no entrega de los correos electrónico al Ministerio Público en la investigación por el manejo de la pandemia. Los tres conflictos no corren en forma separada, los tres son parte de un mismo problema y que dice relación con la crisis sistemática del Ejecutivo. (Hay que notar, por ejemplo, que nos hay ayuda efectiva y a tiempo por efectos del COVID-19).
El primer dolor de cabeza es el general director de Carabineros que ha sido fuertemente cuestionado desde que asumió la cabeza de la institución. A partir del 19 de octubre este dolor va en aumento y más en este mes en que la gente estará en la calle, transformado estos días en un peligro el actuar de Carabineros, porque lo más seguro es que se verá una mayor represión. Ya van muchos jóvenes mutilados y maltratados y lo que rebalsa el vaso es el episodio del adolescente en el río Mapocho ante el cual Carabineros solo ha dado respuestas con el mismo guión con que enfrentó el caso Catrillanca. Lo que es más complejo es que después de mucho tiempo en que un Santiago estuvo congelado por efecto de la pandemia, Carabineros no ha aprendido absolutamente nada. Este dolor de cabeza irá en aumento en la medida que los días que vienen serán de suyo complejos. Por lo tanto, será difícil para un gobierno sin respaldo ciudadano, en el actual escenario, seguir entregándole el apoyo a la policía uniformada.
En cuanto al ministro del Interior, su suerte depende hoy del Congreso, que en uso de sus facultades constitucionales inició un proceso de acusación constitucional y cuyo desenlace podría ser la pérdida del cargo.
La evaluación del ministro en lo que va corrido del ejercicio de su cargo es mala: un secretario de Estado que llegó a su cargo con un discurso muy duro y bordeando el populismo, sobre todo en la región de la Araucanía, en que los conflictos en esa región, en vez de resolverlos, se agravan cada día más.
Si la acusación avanza y es aprobada, el conflicto es de marca mayor ya que las esquirlas llegan al corazón de UDI debilitando aún más la relación entre los partidos que lo apoyan y el gobierno.
Si se saca a Rozas, el conflicto adquiere características insospechadas al interior de Carabineros, que aparentemente está sin gobernabilidad y gobernanza.
El tercer dolor de cabeza está dado por el enfrentamiento y desacato a otro poder del Estado como es el Poder Judicial. La negativa a entregar los correos por parte del Ministerio de Salud ha desatado una serie de sospechas, todas plausibles, a partir del comportamiento del Presidente. (Banco Talca, caso Chispas, compra de acciones de LAN). Sospechas que se dan ante la posibilidad de que el Presidente pueda estar involucrado, por ejemplo, en el manejo de las cifras.
En síntesis, octubre es el mes de esperanzas por un futuro distinto, pero a su vez es un mes de un delicado equilibrio donde la pradera está demasiado seca y cualquier hecho la puede incendiar, en donde un actor hoy no cuenta con la legitimidad necesaria para conducir un proceso que dé garantías a todos los sectores intervinientes.
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