La prolífica labor de Mario Góngora, historiador chileno, ha trascendido los años. Su momento rutilante lo alcanzó con la publicación del “Ensayo Histórico sobre la Noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX”, escrito en 1981. La exposición de su visión crítica acerca de la modernidad y su impacto en la sociedad nacional encontró en esos años una fuerte resistencia de parte de la corriente liberal.
Por Jorge Abasolo – ¿Fue Mario Góngora historiador, filósofo o pensador de avanzada? Tal vez todas esas cosas juntas queden cortas para definir a este hombre que jamás dejó de escrutar su tiempo, su época y la atmósfera de un Chile que se buscaba a sí mismo.
En su intimidad entregaba sus opiniones en inquietudes, pero no hay nada que se le aproxime al discurso ante la Juventud Conservadora, el año 1937…o al breve pero entusiasmo que sintió en su momento por el comunismo. Pareciera ser que esta última experiencia lo hizo dudar de que fuera un hombre destinado al foro público.
En las grandes polémicas políticas de los años 40 a los 60, mantuvo una distancia considerable con el marxismo, pero no parecía hallarse a gusto con ninguna alternativa.
Una de las aseveraciones centrales de la obra de Mario Góngora es que, en lo básico, todos los grupos que se disputan el poder político son parte de una voluntad de poder nihilista. Esta es su principal interpretación del presente, al bautizarlo como “planificaciones globales”.
En los años 60s su inquietud se fue concentrando principalmente en las consecuencias del Concilio Vaticano II y de la secularización de la fe religiosa en general. Si bien es cierto, su orientación general aborrecía la perspectiva de un marxismo en el poder, es difícil escanear sus ideas políticas.
Mientras escribía su “Ensayo Histórico…”, se desarrolla en Chile la grave crisis económica de 1982, seguida por una tensa y hasta indiscernible crisis política, esa de la cual se tendrá una visión más ecuánime veinte años después.
Aunque Mario Góngora muere antes de ver en lo que desembocó su tesis (1985), intuyó que el país se encuentra ante mutaciones radicales, no ante una mera alternancia de grupos de poder. Además, no representarían diversas alternativas ante lo que él teme: la disolución de un factor clave para la pervivencia del país.
Uno de los supuestos centrales de este “Ensayo Histórico…”, es que en lo básico todos esos grupos son parte de una voluntad de poder nihilista. Esta es su principal interpretación del presente, al bautizarlos como “planificaciones globales”. Por “planificación” no entiende meramente el uso común, como “estatismo” o “socialismo”. Éstos se incluyen quizás en aquella, pero no es la totalidad.
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Se refiere a un “constructivismo racionalista” que llega a conformar la vida moderna, de la cual la política chilena no es más que una emanación, uno de sus tantos resultados. Aludiendo a Jaspers, señala que la fuerza a la ofensiva pretende abolir la tradición en nombre de la utopía. El país se integra a una “planetarización” cuyo “resorte” último es técnico-económico-masivo, no un alma”.
Para Mario Góngora, lo que se presencia es la acción de la modernidad en nuestras tierras, dando testimonio quizás, de la más profunda crítica a la modernidad en el Chile del siglo XX. Pero no se convierte en un pesimista puro, aunque a lo largo de toda su vida esta tentación parece acechar su pensar, como a todo pensador que se asoma a su propio abismo.
El descubrimiento y cierta admiración por el “Balance Patriótico”, de Vicente Huidobro, que el autor pone como anexo en el Ensayo, refleja el aspecto político de esta mirada de Góngora. El “Ensayo…” revela una cierta evolución en las ideas políticas de Góngora. Se trata de una revalorización limitada de la democracia.
En la persona del sacerdote Juan Salas Infante, admiraba lo que él veía como “independencia espiritual”. En el mundo moderno – aunque Góngora no lo admite de modo explícito – esta situación es inseparable de un orden político, que tenga a la democracia como regulador ideal. Sólo que agregaba “democracia con libertad”, que es lo que se quiere cuando se dice “democracia”.