La derecha chilena enfrenta una encrucijada histórica: unidad, liderazgo y sentido social para evitar la polarización y recuperar el centro político. Evelyn Matthei se perfila como la figura capaz de articular gobernabilidad, estabilidad y progreso. El desafío es cultural, electoral y estructural: superar la desigualdad y reconstruir institucionalidad democrática.
Por Carlos Cantero.- El amplio espectro de la derecha y centroderecha, desde conservadores hasta liberales, enfrenta una encrucijada: requiere conciencia sobre la unidad política para enfrentar la coalición de izquierda y la inédita amenaza de un gobierno comunista. Evelyn Matthei debe ejercer su liderazgo. El electorado debe tomar decisiones claras y estratégicas. Es necesario asegurar el voto para ganar el gobierno, generar un relato político, un estilo emocional, y habilitar liderazgos que construyan una institucionalidad amplia y participativa.
Todo el sector debe volcarse a la calle con proactividad, sin esperar órdenes, encarnando una derecha con sentido social, en contacto con la ciudadanía y con la realidad económica. Para ganar el gobierno, Matthei debe liderar el desafío cultural: generar una épica, emocionalidad, confianza y adhesión política, enfatizando su compromiso con el progreso, el emprendimiento, el orden y la paz social. El desafío electoral será tanto presencial como digital.
Esta elección presidencial y parlamentaria estará marcada por una fuerte polarización política. El electorado será tironeado por la ultraizquierda y la ultraderecha. Los liderazgos de la ultraderecha seguirán con sus proyectos sin medir consecuencias. La ciudadanía no puede ser pasiva ni perder su voto: tiene un rol crucial. No debe dejarse arrastrar por la polarización ni permitir el engaño del mimetismo de los extremos. El llamado es a concentrar los votos en la candidata que encarna la excelencia gestional, el compromiso con el orden, la estabilidad y la moderación política. Debemos asegurar el triunfo de Matthei y una mayoría parlamentaria.
Después del catastrófico gobierno de Gabriel Boric, ha quedado en evidencia que gobernar es un proceso complejo, que requiere experiencia, equipos y buen criterio. En eso, Matthei tiene ventaja: ha ganado elecciones difíciles, tiene oficio, liderazgo, experiencia, y encarna honestidad, excelencia, orden, disciplina, compromiso y sentido social. Como sector, tenemos una larga tradición republicana; por ello, debemos recuperar el centro político, la cultura de paz, la equidad social y el crecimiento económico para el desarrollo.
La polarización —ya sea desde la ultraderecha o la ultraizquierda— no es solución. Al contrario, representa mayor violencia, delincuencia, confrontación y estancamiento. Esto se comprobó en el bochornoso proceso de las dos reformas constitucionales:
- Las fracasadas reformas del Frente Amplio de Boric y Jara, que desconocieron avances previos.
- La propuesta de la ultraderecha de Kast, también ampliamente rechazada por la ciudadanía.
Debemos superar la desigualdad social, la alta concentración de la riqueza y la mala calidad de los bienes públicos: salud, educación, seguridad y vivienda digna. Las personas de menores ingresos y los jóvenes no tienen oportunidad de acceder a estos bienes con la calidad que merecen. No repitamos la historia ni tropecemos con las mismas piedras. Esta encrucijada es una oportunidad: Matthei es la figura de las derechas y la centroderecha, está habilitada para convocar a los independientes y a la izquierda moderada. Juntos, con su liderazgo, desde un centro social con convicciones, retomaremos el camino del orden, la seguridad ciudadana y el desarrollo socioeconómico.
¡Que así sea!
Carlos Cantero es Geógrafo, Máster y Doctor en Sociología.