Por Braulio Jatar.- En las recientes elecciones en Chile, los votos «cero» es decir nulos y blanco superaron al 99% de los partidos políticos en el país. Según datos del Servicio Electoral de Chile (Servel), estos votos sumaron más de 2,6 millones, lo que representa un porcentaje global del 21,54%. Solo el Partido Republicano obtuvo un porcentaje mayor, con un 35,41%.
El voto en blanco es aquel en el que no se marca ninguna preferencia, aun cuando tengan marcas dibujos o leyendas. Por otro lado, el voto nulo se considera cuando se marcan más de una preferencia o se realiza otro tipo de símbolo o se escribe una leyenda en el papel.
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Esto significa que los votos «cero» superaron a 26 de las 27 organizaciones políticas que concurrieron a los comicios, lo que evidencia un profundo descontento y desafección de esa parte de la ciudadanía con el proceso constituyente y con el sistema político en general. No reconocer esta realidad es una simpleza monumental.
Aunque Andrés Tagle, presidente de SERVEL dice que el voto nulo no se considera para nada, lo mismo que el voto blanco, es evidente que en ellos hay un mensaje implícito que va desde las dificultades para votar hasta llegar al rechazo al proceso en marcha.
En las papeletas quedaron mensajes como: «Los ciudadanos no merecemos esta democracia tutelada». «¡¡Me quedo con la Constitución del ex-Pdte. Lagos!!». También: «Que se mueran todos estos culiaos”, y en otra en la cual la persona se limitó a dibujar una flor junto a un “pos nose (sic)”.
Las elecciones que llevaron a La Moneda al presidente Boric, así como la reciente consulta en la que la opción de rechazo a la nueva constitución obtuvo más del 60% de los votos, exhibieron cifras récord de participación y entusiasmo.
Sin embargo, es importante destacar que actualmente los votos “cero” han emergido como la segunda fuerza en términos de votación.
¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Por qué la ciudadanía ha perdido el interés y la confianza en el cambio constitucional? ¿Qué papel ha jugado el gobierno del presidente Gabriel Boric, quien fue elegido con el apoyo de la izquierda y el progresismo? ¿Qué consecuencias tendrá el avance de la derecha liderada por José Antonio Kast, quien se opone al cambio constitucional y defiende el modelo neoliberal heredado de la dictadura?
Estas son algunas de las preguntas que se plantean tras unas elecciones que han dado un vuelco al panorama político chileno.
Este artículo fue publicado originalmente en el diario El Tiempo Latino de Estados Unidos
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