Por Carolina Valenzuela Matus.- La pandemia ha afectado significativamente nuestras vidas. Por razones de salud pública, hemos visto restringida nuestra movilidad y también nuestro acceso a importantes instituciones culturales y educativas, que debieron permanecer cerradas por meses, entre ellas, el Museo Nacional de Historia Natural y los museos de Historia Natural de Valparaíso y Concepción, tres museos que potencian el conocimiento del patrimonio natural y cultural de Chile.
Cada una de estas instituciones ha construido, a lo largo del tiempo, un estrecho lazo con la comunidad, gracias a la implementación de actividades didácticas que la acercan al público general, algo reciente en la historia de Chile si consideramos que dos siglos atrás, en el momento fundacional del Estado y sus instituciones, las visitas a los museos estaban reducidas a un grupo selecto de personas.
Durante el siglo XIX, el Museo Nacional (actualmente Museo Nacional de Historia Natural) era un símbolo de la construcción de la nación en aras del progreso y del avance científico del país. Cada objeto en exhibición buscaba reflejar la naturaleza dominada del territorio y exponer al mundo las riquezas naturales y culturales de la patria. El Museo Nacional constituyó un espacio público comprometido con la enseñanza y abierto a la comunidad, pero con importantes limitaciones en su acceso, obedeciendo a las características sociales de una época.
En 1858, el director del Museo Nacional y naturalista Rodulfo Philippi especificaba claramente un horario de apertura al público todos los días jueves no feriados desde las 12 hasta las 2 del día. Se prohibía la entrada a las personas que no fueran “vestidas decentemente” y a los niños que no fueran acompañados de sus padres. En cambio, los extranjeros y “personas decentes” podrían visitar el museo cualquier día con la autorización del director[1]. Estas prohibiciones muestran claramente que la pertenencia a una clase social determinaba las posibilidades de ingreso a una institución pública como el Museo Nacional.
Veinte años después, en 1878, se apuntaba a una apertura gradual, estableciéndose un horario al público general los domingos de 12 hasta las 3 pm, previa adquisición de boletos gratuitos. Si quisieran visitarlo otros días, el precio era de 20 centavos por una persona y 50 por familia. Se contemplaba la visita de los estudiantes del Instituto Nacional acompañados por sus profesores, así como aquellas personas que quisieran hacer estudios especiales[2]. Ese año se elaboró una Guía del Museo Nacional, que permitiría que los visitantes sacaran un mayor provecho de las visitas al Museo.
El carácter elitista que mantuvo el Museo Nacional durante el siglo XIX se dio igualmente en otras instituciones que contaron con apoyo estatal como el Museo de Historia Natural de Valparaíso (1878) y el Museo de Historia Natural de Concepción (1902) que también estuvieron abiertos preferentemente a los visitantes ilustres, a los extranjeros y a los estudiantes de los principales liceos que, por lo demás, también formaban parte de una élite, al ser los llamados a ocupar los principales puestos profesionales del país.
Durante el siglo XX hay un cambio significativo que marca la apertura de estas instituciones como espacios de conocimiento a disposición de una comunidad educativa más amplia. Incorporando algunos conceptos de la Nueva Museología, estos apostaron por un desplazamiento del eje de los museos desde los objetos a la sociedad, dando cabida a nuevas formas de expresión y acercamiento. Durante el siglo XXI, esto se hará más evidente que nunca gracias a la incorporación de las nuevas tecnologías y el apoyo de las redes sociales. En las últimas décadas, los Museos de Historia Natural en Santiago, Valparaíso y Concepción han apostado por una renovación de sus exposiciones produciendo innovadoras formas de acercar a los estudiantes a un recorrido didáctico que permite imaginar la naturaleza y la cultura de nuestros antepasados.
Este trabajo sistemático de estrecho acercamiento a la comunidad y esta dinámica colaborativa se perdieron en parte por efecto de la pandemia y el cierre de las instalaciones. A la fecha, el Museo Nacional de Historia Natural ha comenzado una apertura gradual con estrictas medidas sanitarias. Afortunadamente, se ha demostrado que la imposibilidad de recorrer presencialmente estos espacios hoy, ha sido subsanada por la comunicación virtual gracias a Internet, y especialmente a través de la página web de los museos y su activa presencia en redes sociales.
En la página del Museo Nacional de Historia Natural se pueden encontrar divertidas actividades que acercan a los niños y niñas al patrimonio museístico a través de cómics y sopas de letras (https://bit.ly/3oTwpsH), también en Instagram encontramos interesantes charlas virtuales (#EligeCulturaEnCasa, #MNHNenCasa)
El Museo de Historia Natural de Valparaíso ofrece actividades como la exhibición virtual de orfebrería diaguita (https://bit.ly/3oQbE14) y la cuarta temporada de “Un café con Valparaíso” que presenta temáticas vinculadas con sostenibilidad, transmitida por el portal Soy TV junto a Facebook Live (https://bit.ly/3kYi1wX). Por su parte, el Museo de Historia Natural de Concepción realiza, en Instagram y en Facebook, diversos eventos on line (ConCiencia en Casa), proporciona fichas y fotografías de árboles nativos, fotografías históricas antiguas y actividades didácticas infantiles (mhnconcepcion y https://bit.ly/3oN3nuK)
La pandemia ha afectado a estos y otros importantes museos públicos en Chile, pero las redes han actuado como un medio para mantener la conexión entre un público y su museo, estrechando lazos comunitarios pese a la distancia. No podemos olvidar que todo esto es posible porque hay un apoyo estatal detrás. En este escenario complejo, vemos cómo los museos privados, que dependen en gran medida de la venta de entradas, apenas sobreviven a los embates de la pandemia. Como sociedad debemos valorar nuestro patrimonio y apoyar a estas instituciones en su inmenso trabajo comunitario.
Carolina Valenzuela Matus es académica de la Universidad Autónoma de Chile
Notas
[1] Santiago, octubre 9 de 1858, Carta de Rodulfo Philippi al Ministro de Instrucción Pública, foja 1, vol. 84, 1857-1861. Archivo Ministerio de Educación.
[2] Proyecto de un Reglamento para las visitas del Museo Nacional, agosto 26 de 1878. vol, 138. Archivo Ministerio de Educación.