Un artículo del economista Daniel Mitchel (experto en política fiscal y tributaria) publicado en el Liberty Institute pone como ejemplo de capitalismo a Chile y afirma que es gracias a el desempeño en la gestión de ese sistema económico que nuestro país tiene más éxito que, por ejemplo, Venezuela.
El artículo también fue publicado por el Instituto austríaco MISES.
Mitchell afirman que a raíz de la dictación de conferencias sobre “Ejemplos del Mundo Real” en la Universidad del Nordeste en Shenyang, China, ha podido mostrar cómo las naciones orientadas al mercado disfrutan de mucho más éxito a largo plazo.
Uno de los gráficos muestra cómo, según Mitchell, Chile ha disfrutado de un fuerte crecimiento “desde que mudó a mercados más libres, especialmente comparado con Venezuela, que sufre la carga de una forma violenta de estatismo”.
“Pero me he dado cuenta de que creé ese gráfico en 2011 y solo muestra los datos entre 1980 y 2008. Y pensé que eso podría llevar a los estudiantes a pensar que estaba omitiendo deliberadamente los años recientes porque los datos de alguna manera contradecían mi mensaje acerca de los mercados libres y el gobierno pequeño”.
Para Mitchell, “Chile y la República Bolivariana de Venezuela son países sudamericanos de tamaño y población similares que comparten una historia y una herencia cultural similares, y estructuras sociales comparables. En 1971 registraban un nivel similar de ingreso per cápita, es decir, US$6.603 (en dólares constantes con base en 2001) en Chile y US$7.231en la República Bolivariana de Venezuela”.
Según señala, ninguno de los dos países tuvo mucho éxito en la década de los años 1970, aunque Venezuela, rica en petróleo, al menos se benefició de los aumentos en los precios energéticos.
“Lo que es más relevante, al menos para la explicación de hoy, es cómo Chile luego saltó por encima de Venezuela gracias a sus reformas a favor del mercado”, opina el economista.
“En 2003, este valor (el ingreso per cápita) era casi el doble de alto en Chile (US$12.140) que en la República Bolivariana de Venezuela (US$6.253). Chile se convirtió en un ejemplo estelar de crecimiento económico en la región y ha estado superando a la República Bolivariana de Venezuela desde entonces. La relación del PIB per cápita en Chile y en la República Bolivariana de Venezuela cambió del 0,75 en 1983 al 1,94 en 2003”.
Algo que captó mi atención (en parte por las políticas miopes de Trump en Estados Unidos) es cómo redujo Chile enormemente las barreras comerciales, mientras que Venezuela fue más proteccionista. Desde 1979, la economía de Chile se ha caracterizado por el nivel más bajo de restricciones arancelarias en toda Latinoamérica (10%) y una falta de barreras arancelarias (…) La República Bolivariana de Venezuela aumentó sus restricciones comerciales para obligar a los consumidores a comprar bienes fabricados en las empresas nacionalizadas”.
“Pero el éxito de Chile -dice Mitchell- más mucho más allá de su política comercial. He aquí una tabla que muestra la calidad de la gobernanza y el papeleo”.
Y he aquí algunos datos con respecto a los obstáculos al emprendimiento. Como podéis ver, en 1999 tomaba casi cuatro veces más tiempo abrir un negocio en Venezuela.
La columna de Mitchell continúa señalando que “en 1971-2003, tanto Chile como la República Bolivariana de Venezuela experimentaron periodos de creciente estatismo en sus políticas económicas. Sin embargo, en Chile solo fue un breve periodo (el experimento socialista de Allende en 1971-73), mientras que en la República Bolivariana de Venezuela esta dirección política se mantuvo casi por todo el periodo cubierto por el análisis (con su culminación en la administración populista de Chávez, elegido en 1998). Durante estos periodos, las empresas de propiedad estatal crecieron en ambos países; los mecanismos de mercado se vieron además perturbados por controles administrativos de precios y restricciones impuestas a la libertad de entrada en el mercado (y actividades empresariales limitadas en muchos sectores de la economía) (…) Además, se impusieron severas restricciones sobre el comercio exterior y los flujos de capital. En Chile, el experimento estatista se interrumpió después de tres años, una vez que había llevado a la economía a un estado de profundo desequilibrio con un déficit gigantesco y una inflación desbocada. Se inició un programa radical de estabilización económica y reformas que ampliaban el ámbito de la libertad económica. Este enorme cambio en la orientación económica produjo resultados positivos. Desde la segunda mitad de la década de 1980 hasta el final del periodo analizado (2003), Chile fue el país con crecimiento más rápido en Sudamérica”.
Y su gran conclusión: “¿Y por qué Chile ha crecido tan rápidamente? Como he contado a los estudiantes en China, porque hay más libertad para realizar intercambios voluntarios”.