ElPensador.io.- Las Fuerzas de Seguridad de Venezuela allanaron la casa del Presidente encargado del país, el líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, mientras él se encontraba en camino a un cónclave donde explicaría su plan de rescate de la economía del país.
Pocos momentos antes había recibido el respaldo del Parlamento Europeo y estaba camino un foro en la Universidad Central de Venezuela, cuando le avisaron del operativo de los servicios de seguridad en su domicilio.
«En este momento el FAES está en mi domicilio, en mi casa familiar. Hago responsable al ciudadano Nicolás Maduro, por la integridad de mi hija que allí se encuentra», tuiteó Guaidó.
La táctica intimidatoria fue denunciada por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro: «Condenamos enérgicamente la intimidación contra el presidente Guaidó y su familia por parte de las fuerzas represivas de la dictadura ilegítima de Venezuela», dijo.
Sin embargo, Guaidó no ha sido detenido por el régimen y tampoco ha hecho nada para terminar con las sesiones de la Asamblea Nacional, que debate y legisla con normalidad.
El factor militar
A primera hora del jueves, Guaidó declaró ante los medios que quiere poner fin a la dictadura de Maduro con «cualquier presión que sea necesaria» y en un artículo en el diario estadounidense New York Times afirmó estar involucrado en conversaciones con los militares venezolanos para alentarlos a desertar del control del régimen y apoyar una transición a la democracia.
Maduro dice tener el control de las Fuerzas Armadas, pero ha debido mostrar públicamente encuentros con los soldados en los que los ha intentado adoctrinar, preguntándoles: «¿Quieres un títere de los gringos para gobernar Venezuela?». La continua difusión de discursos hacia los uniformados y de participación del propio Maduro en actividades de entrenamiento con ellos en realidad es vista como una muestra de debilidad.
Las expresiones de desafección de algunos militares ya ha dado de qué hablar. Está la operación de secuestro fallido en que la policía política de Maduro retuvo y luego liberó a Guaidó cuando les recalcó la promesa de amnistía si apoyaban una transición a la democracia. Luego el apoyo explícito del agregado militar de Venezuela en Washington. A eso se suman las facciones de oficiales que han desertado y que dicen planear su retorno desde sus sedes improvisadas en Perú, Colombia y otros países.
«La transición requerirá el apoyo de contingentes militares clave«, escribió Guaidó. “Hemos tenido reuniones clandestinas con miembros de las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad. Hemos ofrecido amnistía a todos los que no son culpables de crímenes de lesa humanidad. La retirada de apoyo por parte de los militares de Maduro es crucial para permitir un cambio en el gobierno, y la mayoría de los que están en servicio están de acuerdo en que los últimos problemas del país son insostenibles».
Sin embargo, le dijo al periódico español El País que no estaba buscando una guerra civil. «El riesgo de una guerra civil en Venezuela no existe, a pesar de lo que ciertas personas quieren creer o quieren dejarnos creer. ¿Por qué? Porque el 90% de la población quiere un cambio», dijo.
«Estoy convencido de que en un momento determinado el ejército terminará manifestando su descontento y aprovechará esta oportunidad para ponerse del lado de la constitución», dijo. «Y no solo porque proponemos una amnistía».