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Lectura: Rusia-Ucrania: la delgada línea roja
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Opinión

Rusia-Ucrania: la delgada línea roja

Última actualización: 19 mayo, 2025 4:02 pm
7 minutos de lectura
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ucrania rusia
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Las negociaciones entre Rusia y Ucrania, las primeras directas entre los dos países desde el inicio de la guerra, serán largas, muy complejas y pueden romperse en cualquier momento, afirma Roberto Fernández.

Por Roberto Fernández.- Tratar de entender la situación actual del conflicto entre Rusia y Ucrania, que ya se extiende por más de tres años, que además se inscribe dentro de un contexto geopolítico mundial muy complejo, no es tarea fácil.

Se tiene que intentar analizar de la manera más objetiva la información disponible, sabiendo que en buena parte está siendo deformada, manipulada o tergiversada por intereses de todo tipo, sobre todo en occidente. Aún así haremos el intento.

El primer dato a considerar, tal vez el más importante, es que la guerra la está ganando Rusia y ya ha sido reconocido por la mayoría de los analistas internacionales. Actualmente ha conquistado la totalidad del Dombas, lo que al parecer era su objetivo. Esto corresponde aproximadamente al 20% del territorio ucraniano.

Lo segundo a tener en cuenta es la posición que EEUU, la Unión Europea y la OTAN tienen al respecto.

Ver también:
La OTAN y la Guerra de Ucrania: cronología de un desastre

Bajo la presidencia de Trump la posición de los Estados Unidos ha cambiado radicalmente, ha pasado del apoyo incondicional que el gobierno de Biden ofrecía a Ucrania, a una actitud más cercana a Rusia, muy crítica de Zelensky y teniendo como objetivo explícito el terminar el conflicto lo más rápidamente posible.

Por su parte, la Unión Europea mantiene una posición muy clara de apoyo a Ucrania y la continuación de la guerra.

Evidentemente todas las partes, más allá de sus verdaderas intenciones, se declaran a favor de la paz y de negociaciones para alcanzarla, aunque podemos constatar que, más allá de las palabras, aún se está lejos de un resultado positivo.

Ahora bien, la historia nos muestra que las condiciones de término de una guerra las impone el que la está ganando, por supuesto que haciendo algunas concesiones al perdedor.

Al respecto, el planteamiento de Rusia ha sido básicamente el mismo desde el inicio del conflicto. Busca resolver definitivamente el fondo del problema, es decir, su seguridad e integridad como nación.

En lo esencial sus exigencias, al parecer innegociables, son la conservación de los espacios conquistados, más el reconocimiento de Crimea como territorio ruso; que Ucrania no se incorpore nunca a la OTAN, además de su desmilitarización; la prohibición de que tropas extranjeras se establezcan en ese país; que no se entregue armamento a los países de la UE limítrofes; y el levantamiento de las sanciones económicas, que ya son 17 paquetes con cientos de disposiciones particulares, las que no parecen haber afectado seriamente a la economía rusa y si a la europea.

Este planteamiento tiene fundamentos históricos por el no cumplimiento por parte de occidente de los compromisos de no afectar la seguridad de Rusia a la caída de la Unión Soviética.

Hay que reconocer que al inicio de la guerra muchas voces en EEUU y Europa manifestaban claramente la necesidad de infligir una derrota estratégica a ese país, o sea, prácticamente hacerlo desaparecer.

La actitud belicista de la UE y la OTAN hace pensar que sus dirigentes olvidan que Rusia es la principal potencia nuclear del planeta. Apostar a que no hará nunca uso de ese armamento parece, al menos, irresponsable.

El aumento del gasto militar en centenares de miles de millones de euros, que significará necesariamente reducciones importantes del gasto social, también parece irracional y se puede interpretar incluso como una provocación.

Respecto a EEUU, lo más probable es que de no lograr un acuerdo rápidamente, Trump decida no continuar sus esfuerzos mediadores y deje que la situación siga su curso sin la intervención directa de su país. Esto significaría la continuación de la guerra con la implicación total de la OTAN. Las consecuencias de esto son imprevisibles y podían llevar a un guerra mundial. Militarmente la OTAN no tiene actualmente la capacidad de enfrentar a Rusia. Necesitaría el apoyo norteamericano.

El argumento de que Rusia es un peligro para Europa no tiene fundamentos serios. Apenas ha conquistado un quinto de Ucrania y ¿va invadir una región que tiene 450 millones de habitantes y 2 países con armamento nuclear? Realmente no parece muy sensato.

Por supuesto que todos los esfuerzos de la comunidad internacional por lograr el término de la guerra son bienvenidos, pero hay que tener claro que eso dependerá del acuerdo entre los dos países que están en guerra, Rusia y Ucrania. Los terceros son sólo intermediarios y facilitadores de una solución.

Las negociaciones entre Rusia y Ucrania, en curso actualmente en Turquía, propuestas por Putin, las primeras directas entre los dos países desde el inicio de la guerra, representan un paso importante en la búsqueda de una paz definitiva.

Estas serán largas, muy complejas y pueden romperse en cualquier momento.

Ucrania, la UE y la OTAN insisten que se debe presionar a Rusia militar, política y económicamente para que acepte las condiciones que ellos proponen, incluida entre otras la devolución de los territorios conquistados por los rusos. Además, presionan a EEUU para que se sume a sus posiciones, algo que no se puede descartar totalmente dados los cambios permanentes de opinión de Trump en todas las decisiones que toma.

El éxito final del proceso dependerá del realismo con que se desarrollen la negociaciones.

ETIQUETADO:RusiaUcrania
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