Por Edgardo Viereck Salinas.- Conocí a Cristián en el 93. Estábamos terminando mi segundo cortometraje y él venía a colaborar. Eso fue lo primero que le escuché decir, incluso antes que nos presentaran. Venía con su trompeta en la mano y lo único que pidió fue un “whiskycito” que, por supuesto no teníamos porque en esos años apenas había para llegar en micro a grabar. Éramos todos estudiantes, un grupo…