Editorial ElPensador.io.– El atentado terrorista en Nueva Zelanda generó una ola de miedo mundial, pues significó el gatillante de ciertas certezas que, de alguna manera, se mantenían latentes o en estado larvario, como si fuera solo mitos o cuentos de terror y, de golpe, se transforman en realidad. El hecho de que uno de los atacantes cometiera la masacre con frialdad, teniendo la prestancia de grabarse y transmitirse en vivo,…