Por Hugo Cox.- (El título de la presente columna es tomado del libro de Erich Fromm Tener o Ser) La escuela de Frankfurt fue el centro de estudios e investigaciones sociales nacida en Alemania en el año 1923 y entre los fundadores de este centro están Theodor Adorno, Walter Benjamin, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas y Erich Fromm, entre otros.
La importancia de este centro es que desarrolló la teoría critica y los pilares de la modernidad, a partir de Marx, en una nueva lectura alejada de la interpretación desarrollada en la Unión Soviética. Para ello, parte del significado de la razón, teniendo como escenario las dos guerras mundiales que les tocó vivir, con todas sus consecuencias.
Un elemento clave es lo que ellos denominan la racionalidad instrumental o unidimensional, surgiendo una relación utilitaria con el mundo, modificando la naturaleza sin importar los valores y el medio ambiente, lo que se relaciona con el avance técnico científico.
Por otra parte los medios de comunicación masiva en su desarrollo tienen como fin último anestesiar al ser humano, de modo que impidan la reflexión crítica.
¿Qué se entiende, entonces, por reflexión crítica? En un tipo de reflexión que debe superar la racionalidad instrumental, deconstruyendo la realidad.
No se debe olvidar que en la Ciencias Sociales el sujeto y el objeto de estudio son lo mismo (el hombre y la sociedad) y es a partir de aquí que se desarrolla la crítica creativa que es igual a reflexión: es reencontrar en la naturaleza como parte de un todo Hombre y Naturaleza lo que permite cuestionar la realidad.
Teniendo en cuenta lo anterior como marco general, Erich Fromm edita en 1976 un trabajo denominado “Tener o Ser”. Propone en este texto que hay dos estilos a través de los cuales las personas prueban que son ellos mismos. Uno es hacerlo en términos de lo que uno posee; y otro hacerlo en función de lo que uno va siendo.
Cuando la identidad se forja a través de lo que puedo tener, se debe tener presente que también se puede perder. El sentido de la identidad está basada en lo que tengo, en lo que poseo, pero aquí surge la interrogante: ¿Quién soy yo, si pierdo lo que tengo?
La persona está siempre preocupada en no perder lo que tiene (lo que provoca ansiedad, stress, etc.) porque sabe que no solo pierde lo que tiene sino que también pierde su identidad.
En cambio la persona que fija su identidad a partir de “ser”, no pierde su identidad, porque nunca se le puede quitar salvo que se vuelva loco, u otra circunstancia similar; uno siente, ama, se está triste etc.
Toda experiencia humana se puede expresar en un verbo: las actividades del ser humano que no pueden perderse o ser destruidas.
La persona que fija su identidad basado en lo que es, en el fondo hace el ejercicio permanente de sus facultades y de sus potencialidades en el mundo que lo rodea. Es no hacer en sentido externo, aquí no existe la ansiedad porque se le quite algo, en el fondo el ser es un proceso liberador de uno mismo.
Estos dos conceptos dicen con que el primero se lleva una vida alienada y dependiente de las cosas, solo por el hecho de adoptar una imagen basada en tener y que se transforma en ansiedad: en términos simples el capitalismo sobre todo en su versión neoliberal, toma de la persona el sentido de la vida y de humanidad lo que vuelve transformado en dinero (el consumismo actual es parte de esto).
Para finalizar la pregunta cada vez más vigente: ¿Qué es superior? ¿Las cosas o la vida? Creo que hoy debe ser la batalla por la vida.
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