Por Rodrigo Zamora.- Si hay un sector golpeado por la crisis que vivimos es el de la salud. Con un ecosistema demandante y sobrepasado producto de la contingencia, el área ha tenido que luchar y acelerar la digitalización de sus procesos para ofrecer servicios de calidad, rápidos, eficientes, simples y cómodos.
Con la urgencia de adaptarse a las nuevas necesidades y con el concepto de hospital inteligente, el sector ha tenido que aumentar la eficiencia, reducir los costos y, más importante aún, mejorar la experiencia de los pacientes y profesionales. Ciertamente, aunque existen disímiles niveles de maduración digital, sobre todo en esta área, hay avances de concepto que tiene a la tecnología IoT como base: visibilidad en tiempo real de los datos; monitoreo y trazabilidad de dispositivos; mejor gestión de la información para la toma de decisiones; y una amplia gama de productos, servicios y aplicaciones digitales.
Más allá de una madurez que no es transversal en la industria, el sector privado ha logrado liderar iniciativas y proyectos importantes. En Chile, particularmente, lo que se busca es empoderar al paciente para que autogestione su salud. Y no es al azar, según el informe de Deloitte titulado “2021 Global Health Care Outlook”, la implementación de nuevas herramientas y servicios digitales tiene el potencial de aumentar la satisfacción y ayudar al usuario a rastrear y monitorear su salud.
En ese sentido, existen algunas instituciones de atención médica que están avanzando en la implementación de aplicaciones móviles y plataformas Wi-Fi al interior de sus instalaciones para fortalecer la interacción con los usuarios. De esta forma, se ha logrado diversificar los puntos de contacto y ajustar los servicios para convertir cada encuentro en una experiencia de salud personalizada, habilitadas digitalmente, bajo demanda y perfectamente conectadas.
Mejorar e incrementar los niveles de satisfacción en la experiencia de los pacientes es posible gracias a las tecnologías que hoy son una realidad. En ese sentido, innovar en los modelos de atención es clave. Los pacientes esperan que su experiencia sea cuándo y cómo les sea más conveniente y seguro. Esto incluye atención virtual, monitoreo remoto, diagnóstico digital, aplicaciones de autoservicio, chatbots y asistentes virtuales. En ese sentido, algunas instituciones están avanzando en iniciativas de experiencia contextuales llevadas a modelos de automatización con el uso de tecnologías como el Wi-Fi.
La pandemia aceleró la contactabilidad entre el paciente y el hospital. Por ello, los datos recopilados a través del IoT permite previsualizar una gestión médica que prediga los riesgos para mejorar los diagnóstico médicos y gestionarlos en el tiempo correcto.
En ese ámbito, es fundamental seguir avanzando en la integración entre las redes de comunicación y los dispositivos médicos que permitan generar información valiosa e inteligente. Digitalizando ciertos procesos, es posible lograr una intervención médica más inteligente y precisa.
Es posible que al 2024, con las carreteras de datos que permitirá el 5G, las operaciones a distancia sean una realidad; exista un fortalecimiento de la oferta de servicios de telemedicina; una mayor alianza entre clínicas para cooperar en intervenciones; infraestructuras digitales más sólidas; robotización, entre otros avances. Pero más allá de los cambios propios que entrega la tecnología, hay un enfoque claro: las atenciones remotas y presenciales serán definidas de acuerdo a las necesidades del propio paciente.
Rodrigo Zamora es ingeniero civil electrónico, gerente comercial de Salud y Retail en CoasinLogicalis