ElPensador.io.- Cuando el Presidente Piñera le presentó la bandera chilena inserta en la estadounidense a Donald Trump le justificó la extraña analogía gráfica señalando que Chile siempre ha estado en el corazón de Estados Unidos.
Ha habido un maremoto de críticas por la alusión, desde la izquierda hasta la derecha nacionalista representada por José Antonio Kast.
La humorada desarrollada por el jefe de Estado chileno podría ser perseguida por la justicia militar o por la Ley de Seguridad Interior del Estado. En efecto, los emblemas patrios no pueden ser usados ni alterados de manera impune. De acuerdo con el Decreto 1.534 de 1967 (bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva), que regula el uso de la bandera y el escudo, si estos símbolos nacionales se ultrajan, pueden ser perseguidos por las mencionadas instancias jurisdiccionales. ¿Fue un ultraje su uso en el contexto de la reunión con Donald Trump? ¿Significó una humillación para el emblema mismo o para el país?
Es parte de un debate que vale la pena tener. Es una ley que existe y es verdad que hay sectores que quieren efectuar modificaciones. Pero hay un contexto de significados y de símbolos detrás de ella y está vigente.
Hay países en los que se ha amonestado o castigado el uso de la bandera en cuestiones más simples: cuando un tenista se envuelve en su bandera nacional al ganar un campeonato o cuando una actriz posa envuelta en la bandera. En España, las sanciones son penales y pueden llegar a un año de prisión y es uno de los casos más severos. En el nuestro, está en el papel.
Desde el punto de vista de la pura simbología, efectivamente debió haberse pensado mejor. ¿No se lee mal la presentación de la bandera chilena inserta en la norteamericana? ¿No se le ocurrió pensar a él o a sus asesores que presentaba a nuestro país como una colonia extranjera? ¿No pensó que podría ser una ofensa a la Patria?
Desde el punto de la vista de la estrategia, es claro que hay algo que no cuadra. Todo jefe de Estado, todo estadista, realiza determinadas acciones o emite determinados mensajes con un objetivo, en el marco del cumplimiento de una estrategia. Las humoradas, en caso de que las haya, deben tener un sentido. ¿Cuál era el sentido estratégico de esta puesta en escena (en el marco de una reunión clave con el mandatario, probablemente, más poderoso del mundo)? No parece haberla y no hay explicación posterior para aclarar aquello.
Tampoco parece tener un sentido diplomático. ¿Iba a mejorar las relaciones con una broma en la que parecía ridiculizar a su propio emblema nacional y, de paso, a sus compatriotas? ¿Iba a abrir nuevos negocios? ¿Ampliar la defensa de los derechos de los chilenos en Estados Unidos? Aparentemente no.
¿Qué buscaba Piñera con ese gesto? ¿Debe ser castigado? Comente y debata.
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