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El comienzo del fin para Evo Morales

ElPensador.io.- El fallo de La Haya fue contundente como nadie esperaba. Uno tras otro, los argumentos bolivianos sobre alguna posible obligación de negociar de parte de Chile para lograr una salida soberana al mar fueron desechados.

En la lectura, el presidente del tribunal, juez Abdulqawi Ahmed Yusuf señaló que “las negociaciones entre Chile y Bolivia no progresaron desde 1950 en adelante” y que en ese contexto histórico, “una obligación a negociar no implica una negociación de llegar a acuerdo”.

La corte echó por la borda la idea de que en 1920 hubiera alguna clase de acuerdo o promesa de acceso soberano al mar para Bolivia. Según se estableció, fue una instancia en que hubo acercamientos políticos, pero en ningún momento Chile aceptó la posibilidad de una salida soberana para Bolivia.

Bolivia también había alegado que en 1950 Chile se había comprometido a una salida al mar para el país altiplánico, pero ese antecedentes fue rechazado de plano por la Corte.

Acto seguido, la corte entregó otro punto a favor: que el acuerdo de Charaña entre Augusto Pinochet y Hugo Banzer no implica un acuerdo que genere obligación para nuestro país. Lo mismo hizo con los datos sobre dos posibles comunicados en 1986.

El tribunal señaló que “no hay pruebas de intención de Chile de asumir obligación de negociar”. En tanto, sobre las “expectativas legítimas” de Bolivia, el tribunal aseguró que se pueden encontrar referencias de ello, pero no se sigue un principio que pueda dar lugar a una obligación fundada.

También refutó que los llamados en la ONU o la OEA constituyan obligación alguna para Chile.

La ofensiva diplomática contra Chile había sido, hasta ahora, uno de los principales argumentos que mantenían a Evo Morales en el poder, saltándose referéndums y disposiciones constitucionales. Esto significa, por lo tanto, el derrumbe del pilar que sostenía el poder de Morales, que ya se aprestaba a «aceptar» una nueva nominación presidencial.

Las reacciones nacionales en Bolivia no debieran hacerse esperar y exigir que Evo Morales termine su mandato, dando paso a un nuevo momento democrático que, además, aproveche las ventajas aduaneras de la salida que tiene actualmente al mar a través de territorio chileno gracias a los tratados existentes.

Es tiempo de que Bolivia comience a mirar hacia adelante y que acoja a nuevos líderes que dejen de encadenarla en el pasado.