Las autoridades que reciben fondos para los soldados, pero se quedaban con el dinero, manteniendo a los militares en condiciones miserables. Una historia de corrupción en los orígenes de Chile.
Por Juan Medina Torres.- A inicios del siglo XVII, el Gobernador de Chile, Alonso García de Ramón, enfrentaba una difícil situación económica. El Real Situado o Situado de 140 mil ducados anuales, fijado por la corona para Chile para financiar los gastos más urgentes de la guerra de Arauco, no le alcanzaban, y solicitaba un aumento a 212 mil ducados.
Luego de extensas negociaciones, el Rey decidió el aumento solicitado y modificó las remuneraciones percibidas por los oficiales y soldados del ejército pues diversos documentos de la época dan cuenta de la situación miserable en que se encontraban.
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Diego Barros Arana, en su Historia de Chile, nos relata que cuando llegó el caso de pagarles el sueldo decretado por el rey, los soldados fueron víctimas de una escandalosa explotación ejercida por alguno de los empleados superiores.
Se les cobraba la comida y el vestuario a precios excesivos y para corroborar dicha información, cita un informe del oidor, doctor don Gabriel de Celada del 6 de enero de 1610, después de su visita a los pueblos y fuertes del sur, y transmitido al rey como parecer de la Real Audiencia que se había instaurado en Santiago en 1609:
“Da lástima decía un testigo autorizado, de que en esta guerra se haya introducido una cosa tan reprobada cuanto digna de remedio, y es que los mas que gobiernan en ella, capitanes y soldados, se han vuelto tratantes y pulperos, que el cuidado que había de tener en mirar por los soldados y sus armas lo ponen en investigar modos y trazas para despojarlos de sus sueldos, revendiéndoles los bastimento a precios excesivos, porque de sus propias estancias y sementeras, que muchos de ellos las tienen, llevan a os fuertes los carneros, ovejas y demás bastimentos, o los compran para revenderlos por tres veces su valor…”.
“De esta manera, la mayor parte del situado, o por mejor decir, todo se viene a consumir entre recatores y tratantes, pues cuando llega de Lima, ya el miserable soldado debe más de lo que tiene ganado de sueldo… Ha podido tanto la codicia, que inventaron para pagar a muchos por libranzas adelantadas, y con la necesidad que se pasa no pagándoselas, les obligan que las vendan por la mitad o al tercio, comprándoselas por terceros los que mas obligación tienen de mirar por ellos”.
“De esta forma, ni los soldados visten, ni calzan, ni comen, pasando miserablemente sin zapatos ni medias, y sobre si solamente por vestido una manta o pellejo con que andan la mitad descubiertos: y así, no faltaron algunos que apretados por la necesidad se han pasado al enemigo”.
Este y otros informes similares llegaron a conocimiento del virrey del Perú y del Rey de España. Los efectos de la corrupción provocaron la pérdida de todas las esperanzas concebidas de ver terminada la guerra de Arauco en pocos años.
Los esfuerzos económicos que se impuso la corona quedaron en nada y la guerra se prolongó indefinidamente, y el situado mismo se convirtió en un objeto de explotación y de comercio que aumentó la riqueza de algunas pocas familias que ostentaban el poder.
Se buscaron diversos métodos para combatir este estado de corrupción en el Reino de Chile, pero lamentablemente no se encontró un remedio efectivo y radical.