Juan Medina analiza los riesgos democráticos de la desconfianza hacia los partidos políticos y la responsabilidad de los candidatos.
Por Juan Medina Torres.- La última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) mostró las instituciones nacionales que generan mayor y menor confianza en la población.
Al frente del listado se encuentra la Policía de Investigaciones (PDI), que marcó 60%. Detrás de la PDI se mantienen las universidades y Carabineros.
Entretanto, los partidos políticos se posicionan en el último lugar del listado con sólo 3%, un punto menos que en la encuesta de agosto-septiembre de 2024
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¿Por qué no confiamos en los partidos políticos?
La situación es preocupante, porque la estabilidad de la democracia se fundamenta en la confianza de la ciudadanía hacia las instituciones políticas y, en especial, a los partidos políticos que son la base de la democracia.
Una de las causas de esta desconfianza es la fragmentación del sistema de partidos políticos que contribuye a un panorama de creciente incertidumbre y polarización política, dificultando los acuerdos y las posibilidades de gobernar, lo cual debilita la democracia.
Otra causa es la escasa información que tenemos los ciudadanos sobre lo que hacen los partidos políticos y, en especial, los congresistas, en pro del bien común a que son llamados.
Los resultados conocidos nos muestran sentimientos de rabia, frustración, malestar, por la incapacidad de la política de resolver problemas sociales, económicos, de seguridad; preocupaciones concretas y urgentes.
Este rechazo a la “clase política” es transversal, sin distinciones entre partidos o sectores políticos. La ciudadanía considera que todos son iguales. Los escándalos de corrupción, tráfico de influencias y cohecho conocidos recientemente ratifican esta opinión.
Por otra parte, existe una muy baja expectativa respecto de la voluntad de la clase política de hacer los cambios que la sociedad demanda.
La democracia está en crisis
Estamos de acuerdo que este panorama de desconfianza es una crisis democrática y los resultados de la encuesta son un llamado de atención profundo a los partidos políticos, recordándoles que son instituciones de servicio público y la acción de cada uno de sus integrantes está ligada a valores de honestidad, respeto, integridad, libertad, igualdad, justicia imparcialidad, verdad.
El Papa Francisco, recientemente fallecido, nos decía que “democracia” no es tan solo ejercer el derecho a voto, sino que exige que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar. Es decir, “los regímenes democráticos deben buscar los mecanismos para escuchar a la ciudadanía para que esta, pueda tener la valentía de plantear propuestas de justicia y de paz en el debate público”.
Desafío para los candidatos
Este año se realizaran elecciones presidenciales y parlamentarias y se renuevan las esperanzas que los elegidos cambien este panorama desalentador y asuman con responsabilidad el cargo para el cual son mandatados por la ciudadanía y generen una clase política más comprometida, más conectada con la ciudadanía, con la capacidad de implementar cambios que respondan a las demandas sociales, que fortalezcan la democracia, promuevan la participación ciudadana, promuevan el respeto a los derechos humanos.
Diversos estudios nos indican que el descontento y la falta de representación política pueden generar protestas y tensiones sociales, lo que puede llevar a la inestabilidad democrática. Es de esperar que los candidatos y candidatas se comprometan con la reparación del sistema democrático.