La prolongación de las listas de espera en el Hospital Sótero del Río pone en riesgo el desarrollo de niños y desnuda las desigualdades del sistema de salud. Esta carta plantea la urgencia de medidas concretas para reducir discontinuidades y garantizar atención oportuna.
Señor Director:
Escribo para manifestar mi preocupación por las listas de espera en el Hospital Sótero del Río. Hace una semana acudí a consultar por una interconsulta de ortopedia dental para mi hijo, derivado desde el CESFAM Padre Villaseca (Puente Alto). En la ventanilla de Dental me informaron —sin mayor explicación— que el tiempo de espera es de dos años. Para un niño, dos años no son un detalle: son crecimiento y desarrollo perdidos.
Soy Tecnóloga Médica y trabajo en un hospital público. Mi hijo nació en un hospital público porque creo en el sistema. No es perfecto, pero ¿en qué momento permitimos que llegara a este nivel? Frente a estos plazos, la alternativa es el sector privado: quien tiene dinero o un plan de ISAPRE se atiende; quien no, se resigna. Incluso con seguros complementarios, muchas familias pagan durante años para usar el beneficio muy de vez en cuando, solo para tener la tranquilidad de ser atendidos.
Cuando atiendo a mis pacientes lo hago con total profesionalismo; muchas veces faltan recursos, pero se hace lo que se puede. Este no es un problema de un gobierno en particular: es una deuda histórica y un problema de Estado. Urgen medidas concretas: priorización pediátrica, refuerzo de la dotación de especialistas, compras de servicios, horarios extendidos y transparencia de plazos. Nuestros niños no pueden esperar.
Natalia Mendoza Valdés – Tecnóloga Médica