Por Sergio Salinas Cañas.- El 1 de noviembre se cumplen 57 años del fallecimiento de Jaime Galté Carré, académico, abogado, maestro espiritual y el más grande médium de Chile para numerosos grupos de personas. Lo interesante es que las personas que le daban estos calificativos eran destacados profesionales médicos, ingenieros, abogados cuya labor se basaba en el positivismo, en esa teoría filosófica que considera que el único medio de conocimiento es la experiencia comprobada o verificada a través de los sentidos.
La familia de Jaime Galté narró que la fecha y la hora de su partida eran conocidas por él. En este sentido, el ingeniero venezolano, Carlos Mora, quien fuera secretario de la Sociedad Chilena de Parapsicología, me contó -en una entrevista- que “cuando aún no sentía molestia alguna, el Doctor Halfanne, uno de los espíritus que se encarnaban en él, le hizo un diagnóstico sin receta posible. Y aunque guardó secreto sobre su cáncer incurable, anunció el desenlace poco antes de que ocurriera. Llegada la fecha, dijo: hoy es el día. Antes de fallecer, Jaime Galté susurró a su hija Sonia: ‘Se acerca la hora señalada. Los maestros preparan el camino para este ser espiritual que ha sabido cumplir con amor y caridad vuestra sublime misión en este mundo de las formas, dejando una estela de fe y esperanza. Y así como después de la tempestad se abre el horizonte y nos deja ver el sol resplandeciente, así este cuerpo liberará su espíritu para ver la Luz Divina’”.
Un texto sin autor subido a la web en 2010, describe cómo eran las reuniones que marcarían la historia de la parapsicología en Chile. Era la primera vez que se hacía pública la forma en que el abogado y académico Jaime Galté Carré realizaba sus canalizaciones. En el texto se señala que:
“Mientras el mundo era asolado por tiempos convulsionados de la post guerra, en Chile, en la casa del médium, en Avenida la Marina, comuna de San Miguel, se reunía un grupo martinista (orden iniciática cristiana relacionada con la Orden Rosacruz) buscando el crecimiento espiritual. Los asistentes, expectantes, aguardaban a que Galté cayese en trance; sabían de antemano que lo que escucharían superaría su capacidad de asombro. Pronto, Galté caía en un trance profundo, una voz susurrante, melódica y con un marcado acento inglés irrumpía en el silencioso y mágico ambiente y, dispuesto a abordar cualquier tema, preguntaba a los asistentes que tema les inquietaba hoy. Era Lowe, como se hacía llamar aquel personaje, haciendo hincapié que el nombre nada importaba; las respuestas eran claras, sencillas, cargadas de un caudal de sabiduría extraterreno: temas tan complejos como el concepto del pecado eran dilucidados con la claridad e iluminación propia de un iluminado. Sin dogma y sin prejuicios de ninguna especie conducía a los oyentes hacia una revelación pragmática, elocuente e imposible de no sobrecogerse a la sabiduría de su contenido. A lo lejos, una antigua grabadora de cinta General Electric, grababa toda la sesión. Más tarde, el contenido sería escuchado y transcrito para editarlo en dos libros que conservamos como tesoro… En el Umbral y Ante el Umbral”.
Una primera conclusión es que el desarrollo de la parapsicología científica en Chile durante el siglo XX estuvo directamente relacionado con las facultades extrasensoriales que poseía el abogado y académico chileno, Jaime Galté y sus canalizaciones que, además de la mediumnidad de incorporación o psicofonía, también contemplaban la escritura automática del espíritu del doctor Halfanne fallecido en Bolivia en 1906. Entre ambos tipos canalizaciones, 300 quedaron registradas mediante hojas de máquina de escribir y a partir de la década de los cincuenta, 17 de ellas, mediante tecnología de mediumnidad, en cintas magnetofónicas. También existen registros fotográficos de 30 de las recetas obtenidas mediante escritura automática.
La conexión con espíritus había comenzado en Chile de la mano del espiritismo unos años antes. En 1862 se habría producido una traducción castellana de una obra de Allan Kardec en la ciudad de Chillán en Chile. Y, diez años después, en 1873, se inauguró el primer centro espirita en Santiago de Chile. El Espiritismo había adquirido presencia pública como una reacción a las relaciones dominantes de poder en la conservadora sociedad chilena. Entre los participantes de estos grupos prominentes intelectuales de filiación liberal y obreros de la pampa salitrera con credenciales anarquistas.
El espiritismo era presentado como una vía intermedia entre religión y ciencia; el espiritismo alardea de conservar las virtudes de ambas sin padecer ninguno de sus vicios: ni el fanatismo ni el materialismo, dos formas de sectarismo epistemológico que, diferencias aparte, reclaman para sí el monopolio de la verdad, violentando las conciencias de los contemporáneos.
El primer médium conocido fue Jacinto Chacón Barrios (tío del héroe naval Arturo Prat Chacón), quien creó, en 1875, la sociedad espiritista de Valparaíso junto a su otro sobrino, Ricardo. El espiritismo que Arturo y Carmela compartieron con Jacinto Chacón, su mujer Rosario Orrego, Eduardo de la Barra y otras personalidades porteñas, formó un círculo, cuyos médiums eran doña Rosa Orrego y don Jacinto Chacón. Practicaban la escritura automática y en la oscuridad recibían de este modo mensajes de los difuntos.
Los grupos espiritistas se continuaron desarrollando en Chile hasta comienzos del Siglo XX cuando empiezan a declinar y dar espacio a otras escuelas filosóficas e iniciáticas. Es en este contexto que ocurre la primera manifestación de los poderes paranormales de Jaime Galté, un sueño premonitorio, que tenía un joven de 18 años, era un 23 de mayo de 1921.
El escritor y diplomático Miguel Serrano sostiene en uno de sus libros que Jaime Galté le dijo: “Desde ese instante mi vida cambió definitivamente”.
“Seguí estudiando, hasta recibirme de abogado, pero ya tenía un pie en el otro mundo. Fue así como un día, estando de visita en casa de una familia amiga, después de la cena, me confidenciaron su preocupación por su hija menor; había adquirido una enfermedad de la piel, que no podían curar, pues los médicos no acertaban con una medicina. El médico de la familia, que conocía a la muchacha desde pequeña, acababa de morir. Ellos creían que él la habría podido sanar y, sabiendo de mi experiencia mediúmnica, me rogaban tratar de comunicarme con el médico para que nos diera una receta. Yo accedí. Y esta fue mi segunda experiencia en el ‘más allá’. Sin embargo, no me fue posible comunicarme con el médico. Me revelaron que no estaba autorizado para contactarse; pero que había otro doctor, belga o alemán, muerto a comienzos de siglo en Bolivia, que tenía por misión seguir trabajando en la tierra” (era el doctor Erick Halfanne).
En una cinta del 19 de julio 1953, el espíritu del maestro Lowe se refiere a las pirámides de Egipto afirmando que esconden un gran secreto espiritual. En la canalización se sostiene que su construcción tiene una explicación exotérica y otra esotérica. La primera se refiere a recordar la memoria de un faraón, manifestándola como su tumba. Y la segunda, se refiere a una serie o escuela de símbolos que habrían sido dejados a la casta sacerdotal de iniciados. En consecuencia, las pirámides constituyen una enciclopedia de estos conocimientos accesibles exclusivamente para aquellos que poseen las claves necesarias para descifrarlos.
El misterio de ellas correspondería a utilizar las llaves correspondientes para descifrar todos los símbolos que contienen. Y en esta forma alcanzar el conocimiento que poseían los iniciados en este tiempo. Evidentemente, la iniciación egipcia estaba graduada para los iniciados. En este caso habría que saber cómo iniciar la lectura si se conocieran todas las llaves para saber cómo empezar a leer (…) Pero además de esto queridos hermanos, las pirámides tienen otro misterio que no es fácil de descifrar para las generaciones actuales. Y es que ahora están actuando y sesionando en la iniciación, exclusivamente espiritualista, los iniciados antiguos, desencarnados, con los antiguos, actualmente encarnados. Y este avance de ellos, constituye en la actualidad un misterio impenetrable.
De acuerdo a un colega de la cátedra de derecho procesal y de la Contraloría General de la República, un famoso médico español -Gregorio Marañón- vino a Chile especialmente para saber de estas capacidades y facultades de Jaime Galté y quiso llevarlo a España para hacer un estudio. El intento habría fracasado por el estallido de la guerra civil (1936). En un artículo de prensa se sostiene que el descubrimiento que hiciera Galté (y el espíritu el doctor Halfanne) en una enferma de una grave afección renal que nadie sospechaba, fue conocido en España por Marañon, quien habría expresado “por escrito su admiración, aclarando que en un comienzo había creído que se trataba del trabajo de un prestigioso colega chileno”. También se menciona que fue solicitado por universidades internacionales y centros de investigación, como la Sociedad para la Investigación Psíquica en Londres (London Society for Psychical Research), pero que con la llegada de la Segunda Guerra Mundial no se pudo concretar un viaje suyo a Inglaterra.
A 57 años de su partida se encuentra pronto a aparecer una nueva biografía de Jaime Galté en que se desarrolla tanto sus capacidades de médium como sus mensajes como maestro espiritual que he titulado: Jaime Galté: El buen escarabajo. Parapsicología y espiritualidad en el Chile del Siglo XX.
Sergio Salinas Cañas, biógrafo de Jaime Galté.