El Frente Amplio estaba diseñado sólo para combatir el poder, no para administrarlo… eran una pluralidad de sensibilidades que hicieron acto de presencia en Chile después del 18-O, pero carecían de un sustrato unificador sólido, dice Hugo Cox.
Por Hugo Cox.- Del Frente Amplio se podrá decir de todo, pero nadie podría afirmar que no se mantiene con las botas puestas. Sabemos de su debilidad y que está casi en su ocaso. Pero, en política, ya se sabe que nunca se puede decir “nunca jamás”.
En todo caso, lo que ahora creo que interesa no es el posible futuro de esta formación, sino hacer un balance de su gestión en lo que va del gobierno. Llegaron con la promesa de que iba a ser un gobierno sin corrupción, que era un no a los “pitutos”, que cambiarían la Constitución, que habría reforma tributaria profunda, reforma a pensiones, y un largo etcétera de lo que harían.
Llegaron para cambiarlo todo y no han cambiado nada, mientras la derecha se ha consolidado como un sector democrático. En cualquier escenario del plebiscito, es triunfo para la derecha ya que o se mantiene la constitución que cambiarían, o se promulga una más conservadora aún.
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El Frente Amplio, en conjunto con el PC, instaló un discurso binario de “nosotros o ellos”, provistos además con la argamasa de la moralización (nosotros somos los buenos, ellos los malos. No había posibilidad de transacción alguna con quienes representaban “el mal”. Fueron los arquitectos del entender la política como bloques.
Si fueron tan astutos, ¿qué es lo que falló? ¿Por qué no han podido ser ellos quienes recojan los frutos de esta estrategia que resultó tan exitosa para conquistar el gobierno?
Pareciera ser que parte del fracaso está en que nunca fueron un partido propiamente dicho. Toda esa mirada de grupúsculos, círculos y confluencias, correspondían bien con la pluralidad de sensibilidades que hicieron acto de presencia en Chile después del 18-O, pero carecían de un sustrato unificador sólido.
Pareciera ser que fueron “flor de un día”. Al final, se imponen las inercias y, sin negar la audacia de su líder, la fortaleza del socialismo democrático y centro izquierda de cualquier vertiente se sustentan sobre una organización que a pesar de las inconveniencias y la desconfianza aparece relativamente vertebrada territorialmente y enraizada en la identidad de una multiplicidad de votantes que siguen leales, no necesariamente a quien los lidera.
Hoy el Frente Amplio sustenta la gestión de su gobierno en el socialismo democrático, que tiene experiencia de gestión porque tuvieron una larga experiencia. El Frente Amplio estaba diseñado sólo para combatir el poder, no para administrarlo.
En síntesis: “Para conquistar territorio se necesitan caballos, pero una vez conquistado se necesita sentarse en el trono”
Pareciera ser que el ocaso de un partido o coalición política en un sentido más general o simbólico, está vinculado a que la percepción de un partido político puede variar según la opinión pública, los eventos políticos y otros factores. La popularidad y la influencia de un partido pueden cambiar con el tiempo.
Existe una serie de variables que originan el ocaso de un partido como son:
- Los escándalos y la corrupción, que pueden dañar la reputación de un partido político y erosionar la confianza de los votantes, como también el descontento interno que debilitan la cohesión y eficacia.
- Los Fracasos electorales: Si un partido experimenta repetidos fracasos en las elecciones, puede perder apoyo popular y financiero, lo que contribuye a su declive.
- Cambio en la ideología o mensaje: Si un partido pierde conexión con sus votantes tradicionales al cambiar sus principios o mensaje, puede perder respaldo.
- Falta de adaptación a cambios sociales o políticos: Los partidos políticos deben adaptarse a las cambiantes realidades sociales y políticas. Aquellos que no pueden hacerlo pueden perder relevancia.
- Efectos económicos: Las crisis económicas pueden afectar negativamente a los partidos en el poder si los ciudadanos perciben que no están manejando adecuadamente la situación.
- Pérdida de confianza en las instituciones: Si hay una pérdida generalizada de confianza en las instituciones políticas, todos los partidos pueden verse afectados.
- Falta de innovación: La incapacidad para adaptarse a nuevas formas de comunicación y movilización política puede dejar a un partido atrás en términos de participación ciudadana.
Es importante señalar que estos factores no siempre operan de manera independiente, y la combinación de varios de ellos puede acelerar el declive de un partido político. Además, el «ocaso» de un partido no siempre significa su desaparición completa; algunos partidos pueden reinventarse y recuperarse con el tiempo.
¿Sera este el caso del Frente Amplio?