Por José María Vallejo.- La libertad es una idea por la cual muchos millones de hombres y mujeres a lo largo de la historia han dado sus vidas. Pese a ello, es increíble que quienes tienen la prerrogativa de disfrutarla, buscan impedir a otros su ejercicio bajo circunstancias dogmáticas pues, en concreto, permitirlo no les afectaría en nada.
Es el caso del proyecto de ley que regularía la aplicación de la eutanasia, o muerte digna, en Chile. Parlamentarios fundamentalistas primero impidieron la votación en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados a través de argucias técnicas (como alargar el debate artificialmente) dignas de House of Cards. Ayer, cuando ya no pudieron hacerlo más, y después de ser aprobada la idea de legislar (solo la idea), terminaron por aplicar las amenazas: unos, que podrían acudir al Tribunal Constitucional; otros, que debería aplicarse una objeción de conciencia.
La actitud de perro del hortelano constituye una actitud reñida con la práctica democrática misma. Deben entender que su función como parlamentarios no es impedir el ejercicio de las libertades, sino facilitarlo y regularlo para una adecuada convivencia social.
Y en el caso de la eutanasia, no hay una razón justificada para negar el ejercicio a morir dignamente y sin dolor a los pacientes de enfermedades terminales que así lo decidan de manera libre. Estoy seguro de que los mismos que se oponen al ejercicio de esa libertad no tienen ningún empacho en permitírsela a un perro moribundo al que van a “dormir” con ayuda de un veterinario “para que no sufra”.
¿Por qué no demuestran la misma compasión y deferencia con un ser humano? ¿Por qué Dios es dueño de la vida? Y si creen en eso, ¿por qué no dejan que sea el enfermo el que salde cuentas con Dios? ¿Quién les dio el derecho de arrogarse su representación?
Señores parlamentarios “cristianos”: ¿Son ustedes profetas que se comunican directamente con la divinidad y conocen su voluntad? Tengo la seguridad de que no lo son. De manera que, por favor, dejen de impedir que las personas decidan libremente por sus vidas.