Por Franco Muzzio.- No sólo los medios de comunicación y unas cuántas personalidades del ámbito cultural “agarraron papa”, incluso, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio salió a aclarar que la información acerca de la muerte del escritor Antonio Skármeta emanó de una cuenta falsa de Twitter del recién nombrado ministro Jaime de Aguirre. La noticia voló, los tuits de despedida como un espontáneo y sincero homenaje se amplificaron a la velocidad del Enter.
Y en lo anterior me detengo para un trío de párrafos, en esa vorágine de afecto que cae sobre la memoria cuando la muerte llega. El elogio o el reconocimiento no pueden ser solo un patrimonio de la muerte, la cultura del agradecimiento en vida debiese tener un discurso claro y posicionarse mucho antes que lo haga el epitafio.
Al pintor español Pablo Picasso se le atribuye la frase “el que se guarda un elogio se queda con algo ajeno”. Entonces, elogie lo que más pueda a aquellos que han esculpido patria a través del arte o de lo que sea que haya contribuido para que el mundo sea un poco menos hostil. Que el aplauso sea mucho más revelador que el estruendo de una mano contra la otra, una manifestación de respeto hacia un recorrido irrefutable.
En este caso, queda para la anécdota que Antonio Skármeta “vivo y coleando”, supo cuánto se le apreciaba antes de partir hacia “El Show de los Libres”.
Franco Muzzio es encargado de Extensión Cultural en la UCEN
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