El Pensador
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Cultura(s)
  • Mundo Académico
  • Línea Editorial
    • Suscríbete a ElPensador.io
    • Comunícate con nosotros
  • LEX | Avisos Legales de ElPensador.io
  • Librería ElPensador.io
Lectura: La cancelación de intelectuales y universidades: una estúpida plaga postmoderna
Compartir
Cambiar tamaño de fuenteAa
El PensadorEl Pensador
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Cultura(s)
  • Mundo Académico
  • Línea Editorial
  • LEX | Avisos Legales de ElPensador.io
  • Librería ElPensador.io
  • Inicio
  • Opinión
  • Actualidad
  • Cultura(s)
  • Mundo Académico
  • Línea Editorial
    • Suscríbete a ElPensador.io
    • Comunícate con nosotros
  • LEX | Avisos Legales de ElPensador.io
  • Librería ElPensador.io
Síganos
Opinión

La cancelación de intelectuales y universidades: una estúpida plaga postmoderna

Última actualización: 8 de junio de 2024 2:36 pm
4 minutos de lectura
Compartir
cancelación
Foto de Andrea Piacquadio - Pexels
Compartir

La sociedad en que vivimos está empezando a plagarse de acciones de cancelación absolutamente kitsch, vacías, sin sentido, basadas en una intelectualidad básica y maniquea.

Por José María Vallejo.- Me ha llamado profundamente la atención la tremenda incoherencia discursiva de aquéllos que han efectuado acciones de protesta contra Israel a través de retirar convenios académicos o negar la entrada intelectuales o músicos.

Forma parte de una cultura de la cancelación ignorante y sin sentido. Como la cancelación de un convenio de la Universidad de Santiago con el Instituto de Tecnología de Israel y la Universidad de Haifa, exigiéndoles a esas instituciones que aclaren su postura y acciones sobre la guerra.

Ver también:
A dónde lleva la cultura de la cancelación
Cumbre de ultra derecha: la hora más oscura para el mundo

Algo parecido ocurrió en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, en protesta contra académicos acusados de sionismo y contra un convenio con otra institución académica israelí; y en la Universidad de Chile (si… la Universidad de Chile), que terminó con un acuerdo de cooperación con la Universidad Hebrea de Jerusalén, siguiendo los consejos de los estudiantes movilizados que exigían romper relaciones con todas las casas de estudio israelíes como una forma de condenar la guerra emprendida por el Primer Ministro de ese país, Benjamín Netanyahu.

En la Universidad Católica, la federación de estudiantes hizo el mismo pedido a su rector.

El que este tipo de acciones irracionales provenga de universidades lo hace aún más estúpido.

¿Acaso los intelectuales o las instituciones de enseñanza son codeudores solidarios de sus gobiernos? Ciertamente no.

Previamente vimos el mismo tipo de paroxismo fanático tras el ataque de Rusia a Ucrania, cancelando conciertos de prominentes músicos rusos e incluso (y esto fue en Chile, en una el centro cultural de una comuna “rica”) revocando un encuentro literario sobre el dramaturgo Anton Chejov.

Me parece que ese tipo de posturas significan una severa limitación intelectual, usando el facilismo del estereotipo para encasillar a todos los connacionales de un gobierno agresor como compartieran la responsabilidad de su barbarie.

Pero, al mismo tiempo, es una forma de cobardía, pues esas mismas instituciones o grupos políticos y sociales (que saben que ese tipo de protesta o funa no significa para esos gobiernos absolutamente nada), no se atreverían a hacer eso mismo de manera abierta y directa.

Bajo la lógica de los canceladores, puedo asumir que esos mismos que piden terminar con convenios con intelectuales o universidades, no entran a los restaurantes chinos en protesta por las violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno de Beijing; no habrán consumido ningún producto norteamericano por ser amigos de Israel y menos bajo el gobierno de Trump; evidentemente no deben leer a Yuval Noah Harari por su nacionalidad; y seguramente pedirán el retiro de todas las películas donde aparezcan actrices israelíes como Gal Gadot o Natalie Portman.

La sociedad en que vivimos está empezando a plagarse de acciones de cancelación absolutamente kitsch, vacías, sin sentido, basadas en una intelectualidad básica y maniquea. Es una vergüenza que las personas e instituciones llamadas a desarrollar el pensamiento, se presten a ello.

ETIQUETADO:cancelaciónIsraelRusia
Comparte este artículo
Facebook Whatsapp Whatsapp LinkedIn Reddit Telegram Threads Correo electrónico Copiar link
Compartir
Artículo anterior Netanyahu El plan de Netanyahu: anexar Gaza y desplazar a sus habitantes palestinos
Artículo siguiente Recoleta El Croquis de Patricio Hales: Recoleta

A. De Filippis y la vida en Ucrania: «Es una película de ciencia ficción, una realidad distópica»

https://youtu.be/9C7ZvUqJiNo?si=s8CuWoQIli2GT1sU

¡Terror en Colombia!: Entrevista a César Sabogal, desde Bogotá

https://youtu.be/SWPDKs_x7do?si=z-L46amyLIV33jfP

También podría gustarte

Cartas al DirectorOpinión

¿Fake cajas?

4 minutos de lectura
inseguridad
Cultura(s)Mundo AcadémicoOpinión

La «puesta en escena» de las autoridades en pandemia: reflexión desde la perspectiva de Goffman

15 minutos de lectura
Opinión

Breves notas sobre el proceso constituyente chileno y sus desafíos

7 minutos de lectura
Opinión

Indemnizaciones para funcionarios del Sename

3 minutos de lectura
El Pensador
© El pensador io. Todos los derechos reservados, sitio web desarrollado por: Omninexo.
Welcome Back!

Sign in to your account

Username or Email Address
Password

¿Perdiste tu contraseña?