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Condenados a ponernos de acuerdo

Por Hugo Cox.- En un país en que existe una fractura del contrato social y que se han instalado una crisis en el ordenamiento político, con fuerte predominio de un periodo anti elites y en que además la ética pública y la ética privada son fuertemente cuestionadas, se generan episodios históricos de tal profundidad (Octubre del 2020, Noviembre del 2020 y la aparición del COVID con todas sus consecuencias económicas y sociales entre otros) que más alla de los análisis descriptivos. Es necesaria una mirada que apunte al fondo de los problemas ya que estos episodios nos sirven para clarificar y reflexionar con la urgencia que estos fenómenos ameritan.

En Chile desde octubre de 2019 han ocurrido hechos que ya venían gestándose y que explotan. Son de tal profundidad que han demostrado la debilidad del actual modelo de desarrollo que nos rige, afectando particularmente a las instituciones políticas y a sus actores.

Este escenario pone a Chile en la obligación de desarrollar y encontrar caminos que permitan encontrar una política que dé cuenta de una sostenibilidad del medio ambiente, que proponga una seguridad sanitaria, que sostenga una prosperidad económica, un fuerte combate a la desigualdad, una irrestricta defensa de los derechos humanos, y en otros ámbitos que moldean uno u otro futuro.

Es el momento en un escenario complejo como el actual de agitar las ideas, reflexionar en forma colectiva y proponer interpretaciones que den cuenta de los nuevos clivajes que surgen.

En síntesis a pesar de las diferencias, la urgencia de este país nos pone en la disyuntiva: o se cae al precipicio, o estamos condenados a ponernos de acuerdo.

En no más de 100 días se elegirá a las personas que ejercerán de constituyentes en la convención constitucional. En ellos recaerá la responsabilidad del futuro de este país por un largo periodo de la historia que pueden ser 20 ó 50 años, tiempo que excede la vida cronológica de muchos ciudadanos, y por lo tanto la responsabilidad con la historia de quienes sean elegidos es fundamental. La ciudadanía tiene el derecho a esperar que tanto los actores sociales, como los actores políticos estén a la altura de las circunstancias históricas, es el desafío de quienes sean elegidos constituyentes. Aquí se encuentra la relevancia de ponernos en acuerdo creando una institucionalidad que dé gobernabilidad y gobernanza, y asegurar gobiernos de mayoría.

Un claro ejemplo donde hay que ponerse de acuerdo es en el tema indígena, en que el reconocimiento constitucional que debe hacer la nueva constitución, tiene efectos prácticos sobre los derechos políticos, sociales, culturales, económicos y territoriales, que una parte de la elite no está dispuesta a ceder, ya que amenaza sus intereses materiales cuestiona profundamente el cómo se ha organizado el Estado Nación durante el siglo XlX y XX y que en el siglo XXl está fuertemente cuestionado, poniendo en tela de juicio la relaciones sociales establecidas en el territorio.

Se debe recurrir a los parlamentos, institución fuertemente arraigada en la memoria histórica del pueblo mapuche y que viene desde la colonia.

Se debe usar este instrumento con los casi 600 loncos, deben surgir conversaciones con sentido de real solución con cada uno de ellos, en este camino habrá retrocesos y avances, pero se ira fraguando una solución real al problema.

Un ejemplo de esto a raíz de la acción de investigaciones en la comunidad de Temucuicui: esta comunidad llama en carácter de urgente a la situación que les afecta tanto a la comunidad tradicional como la autónoma. Ambos loncos invitan a una conversación urgente a todas las comunidades del sector, pero lo interesante es que el martes 19 invitan a todos los actores del mundo político, de derechos humanos y poder judicial con el objetivo de demostrar su permanente disposición a un diálogo real que conduzca a soluciones concretas. Abrir las puertas de la comunidad para que conozcan in situ su realidad.

Esto demuestra que el diálogo es posible, para lo cual deben concurrir las voluntades sin prejuicios.

En conclusión es tal la magnitud del desafío que tienen los diversos actores para ser de Chile un país viable, es que se deben abrir todas las puertas y asumir que estamos condenados a ponernos de acuerdo.