Por Pablo Franco.- En el discurso sobre el Estado de la Nación de Barack Obama de 2011, el ex Presidente de Estados Unidos dice que el “… país estaba perdiendo la hegemonía económica mundial, sin embargo así como cuando la URSS lanza el Sputnik y los EEUU ven la posibilidad de perder la Guerra Fría, el gobierno puso recursos en tecnología y educación para poner a un hombre en la luna». Y anunció: «EEUU va a ganar esta nueva guerra por la hegemonía económica contra China«.
Meses después, EEUU centró sus esfuerzos en África, continente que China utilizaba para sacar casi el 70% de sus materias primas y muchas de sus inversiones. Solo como dato: cuando fue derrocado el mandatario de Libia, Muamar el Gadafi en 2011, China evacuó a 30.000 ciudadanos chinos, entre ellos numerosos ingenieros que trabajaban en proyectos petrolíferos, ferroviarios y en el sector de las telecomunicaciones. Un alto número de profesionales, considerando que la población libia en 2011 era alrededor de 5 millones de personas (esos puestos de trabajos fueron ocupados por profesionales occidentales).
Esta guerra por la hegemonía económica ha continuado con más fuerza con el presidente Trump y, en este contexto, se basan las negociaciones para la desnuclearización de la península coreana. Aunque la decisión de Pionyang de terminar con su capacidad nuclear es un objetivo de prioritario de EEUU y de todos los países limítrofes de Corea del Norte, la razón principal de negociar con el régimen norcoreano es aplicar una vieja estrategia geopolítica que ocupa un Estado contra sus enemigos, que consiste en la creación de una barrera de países amigos que rodea al enemigo: la llamada «estrategia de la contención”.
Para Corea del Norte, esto es una movida importante. Más del 80 % del comercio internacional lo realiza con China, exportando principalmente carbón, textiles, hierro y otros minerales, e importa todo tipo de producto manufacturados: en total, 6mil millones de dólares en intercambio comercial. Estas cifras dejan claro cuán importante es China para Corea del Norte.
Pero desde el punto de vista geopolítico, Corea del Norte también es importante para China. El país domina el Mar de Bohai, lo que significa en la práctica el control de todo el tráfico marítimo del noreste chino y el mayor yacimiento de petróleo marítimo de la zona, sus reservas de minerales como oro, magnesita, cobre, molibdeno, plata, tungsteno, vanadio, titanio, zinc, tierras raras, hierro y grafito, por un valor de diez billones de dólares. Otro elemento que considerar es la gran cantidad de tierras cultivables, factor clave para generar alimentos muy necesarios para una zona con alta densidad de población.
Mientras se le asegure a la «dinastía” de Kim Jong-Un seguir gobernando, el control de Corea del Norte será crucial para el éxito en la guerra fría económica que en que se están embarcando EEUU y China.
Pablo Franco es Licenciado en Historia Universidad de Chile, Magíster en análisis político Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid, Experto en Defensa, Seguridad y Comunicación en la Universidad Alfonso X el Sabio y Doctor © en Seguridad Internacional Instituto Universitario Gutiérrez Mellado.
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