Por Mauricio Mora.- Las negociaciones, cierres de contrato y las decisiones que ha tomado el gobierno de Chile en lo que respecta al litio han sido nefastas para el desarrollo de esa industria y, por ende, para el desarrollo de nuestro país.
Esto parte en la era de Pinochet, colocando al litio como elemento estratégico en 1979 y prohibiendo hasta el día que hoy que los pequeños mineros puedan desarrollar minería de este elemento. Posteriormente en 1983 CORFO deja al litio en manos del yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, actual dueño de SQM.
Pasaron otros 33 años sin ningún avance al respecto, a pesar que desde la Universidad de Chile el profesor Christian Moscoso Wallace (Q.E.P.D.) insistía en abolir dicha normativa de prohibición del metal blanco para permitir alcanzar un mayor desarrollo para nuestro país.
En 2014 parecía que se iba a iniciar una nueva era en la historia del litio: comienza la electro-movilidad y la producción de autos eléctricos en el mundo, lo que conllevaba a producción masiva de baterías de litio y, por ende, el inicio del fin de la era del poderío económico del petróleo. Era un momento preciso, dado que en ese momento ya se vaticinaba que el cambio climático y la contaminación ambiental estaban sobrepasando los limites planetarios y la esperanza del litio y los autos eléctricos se comenzaba a vislumbrar como una posible solución al problema ambiental.
En enero de 2015, durante en el último gobierno de Bachelet, se creó la Comisión Nacional del Litio y generó un manifiesto llamado “Política del Litio” donde varias de sus conclusiones fueron muy similares a las planteadas por el Profesor Moscoso y su equipo de la Universidad de Chile que también integré.
Luego en el mismo gobierno de Bachelet se inician las contradicciones entre CORFO y el Congreso. CORFO negoció con Albemarle durante todo el 2016 un acuerdo para aumentar su cuota de extracción desde 44.000 ton/año a 87.000 ton/año. Dicho acuerdo fue refutado por la comisión investigadora del litio que se instauró en le Congreso presidida por el ex diputado Alberto Robles. Haciendo caso omiso a las conclusiones de la comisión, el señor Eduardo Bitrán, ex director ejecutivo de CORFO, toma una decisión autoritaria y unilateral firmando un contrato con Albemarle en febrero de 2017 para así iniciar el proceso de licitación por la industrialización del litio. La comisión investigadora del litio del congreso, al no ser escuchada, perdió sentido y se desintegró. Con ello CORFO quedo libre para continuar sus negociaciones ya no sólo con Albemarle sino con SQM en el momento que SQM estaba siendo cuestionada por todo Chile por todos los casos de corrupción que salieron a la luz.
CORFO formó un equipo interno que colocó a Leonardo Valenzuela a cargo de la licitación internacional del litio, mientras se negociaba directamente con SQM el aumento de su cuota de extracción. Pero no solo se generaron acuerdos sobre eso, sino también el término de la demanda del Estado hacia SQM por todos los ilícitos cometidos relativos al litio desde el no pago de impuestos, excesos en extracción sobre lo permitido por la ley, daño al medioambiente, exceso de consumos de agua, violación a las normas de seguridad y equipos en mal estado y pro ultimo comportamiento ilegal monopólico respecto de la adquisición de propiedades mineras y servidumbres.
Todo ello quedo atrás por la decisión unilateral de CORFO de llegar acuerdo ya no sólo con Albemarle en contra de la voluntad de la Comisión Investigadora del Litio del Congreso Nacional, sino ahora además brindándole un aumento de cuota significativo desde 48.000 ton/año a 118.000 ton/año a SQM en enero de 2018. Ya con ello solo quedaban 3 meses para el término del gobierno de Bachelet se suponía se podría disponer del 20% de la producción de SQM para a industrialización del litio además de la cuota de Albemarle que se adjudicó en marzo pocos días antes de que asumiera Sebastián Piñera.
La promesa de Bitrán: La gran mentira
La primera promesa de CORFO fue la industrialización, lo que evidentemente se cayó, pero no porque no sea factible técnicamente o por falta de inversión. Es decir, la mentira no fue que se iba industrializar y que no se pudiera hacer, sino mas bien que no hubo una intención real de parte del gobierno de hacerlo y, por el contrario, los supuestos de las negociaciones tanto con Albemarle como con SQM estaban errados.
La segunda promesa fue para los inversionistas: un precio preferencial estable. En el caso de Albemarle, se prometió un precio del litio puesto en Chile para la inversión extrajera en valor agregado del orden de los US$ 5.500 a US$ 6.000 por tonelada lo cual les hizo sentido a muchos inversionistas en su momento. Sin embargo, la letra chica del contrato entre CORFO y Albemarle indicaba que dicho precio era el promedio del valor más bajo de exportación de los últimos seis meses. Es decir, un precio variable que en el momento que se cerró el acuerdo alcanzaba los US$ 5500 e históricamente las exportaciones de Albemarle andaban en esos rangos, independiente de que el precio de mercado fuese muchos más alto.
La razón porque Albemarle exportaría a valores mas bajos que el precio de mercado es básicamente para pagar menor impuesto a la renta, considerando que el cliente final de Albemarle es la misma Albemarle en sus plantas propias de Estados Unidos y Alemania. Por lo tanto siempre se facturaba una venta baja hacia el exterior minimizando el pago de impuesto en Chile. Por otro lado, durante casi todo el 2018 el precio del metal blanco subió considerablemente logrando incluso sobrepasar los 20.000 dólares por tonelada. Lo anterior dio pie a que Albemarle se comience a autofacturar a un mayor precio el producto a sus plantas en el extranjero muy probablemente haciendo esto en forma premeditada intentando subir el promedio de sus precios para así alterar la formula y la promesa que CORFO había hecho a los inversionistas.
La tercera promesa fue para el Estado de Chile y sus arcas fiscales a través del Royalty tanto de Albemarle como de SQM. La promesa culminó en contratos sin sustento, es decir royalties basados en precios altos de largo plazo. En el caso de SQM se suponen precios sobre US$10.000 por tonelada, lo que es irreal en el mediano-largo plazo, incluso a pesar de que desde finales de 2017 y casi todo el 2018 el precio internacional del litio se mantuvo alto y a finales del 2018 volvíamos a los precios los precios de US$8000 por tonelada.
¿Fue un error planificado?
Un menor precio del litio es bueno para Chile. El contrato Corfo con SQM no tiene sustento porque el royalty se basa en precios sobre US$10.000 por tonelada, lo que es irreal en el mediano-largo plazo. Gobierno de Piñera debiera intervenir y no aprobar las decisiones que Corfo ha tomado en esta materia.
Debemos entender que el mercado del litio es completamente distinto a otros mercados como el cobre y el petróleo, ya que una disminución del precio del mineral es algo positivo para nuestro país por razones muy particulares. Tenemos las mayores reservas y mejores concentraciones de litio del mundo, lo que a menor precio nos permite tener una mejor posición competitiva. A precios bajos no hay incentivos para nuevos sustitutos del mineral tales como grafeno u otros, lo que podría permitirnos que el litio tenga relevancia en los próximos 20 o 30 años y no nos pase lo que ocurrió con el salitre. El litio es uno de los minerales más abundantes que no sólo se encuentra en forma de salares y rocas, sino que en la sal de mar. Entonces, hoy existen variadas tecnologías a nivel de prototipo que permitirían sacar litio del mar como un subproducto de la desalinización del agua.
Existe además variadas tecnologías no evapóricas, es decir, tecnología no tradicional medioambientalmente limpia con menores costos de extracción y que podrían producir sin restricción de tonelaje anual. Tanto en China como en otros países hay proyectos en curso o por ser adjudicados con tecnologías de esta clase que no están siendo considerados en las proyecciones de litio que ponen el precio al alza, que van a aumentar la oferta considerablemente mucho más de lo que los expertos tradicionales pudieran imaginarse.
Por último, la curva de participación de mercado de Chile a nivel mundial ha venido decreciendo desde el 2007 momento que alcanzó su peak de 41,4% del mercado partiendo con un 27,6% en 1995 con sólo 10.600 toneladas anuales, mientras que Australia, China y Argentina han aumentado su importancia relativa en forma continua desde un inicio.
Lo anterior implica que si no queremos seguir perdiendo competitividad en el mercado del litio el próximo gobierno debe impulsar la liberalización de litio pero con producción de valor agregado. Ahí está el real valor para Chile. Por todo lo anterior, la posibilidad de que el precio se mantenga en los niveles de hoy es prácticamente nula. Por ello me atrevo a decir que el contrato firmado entre Corfo y SQM no tiene sustento alguno para Chile porque el royalty fue calculado sobre la base de precios por sobre 10.000 dólares por ton del litio, cosa que en el mediano-largo plazo es irreal. La Contraloría no debiera aprobarlo y el próximo gobierno debiera intervenir en las decisiones que Corfo ha tomado en materia de litio.
Mauricio Mora es CEO de latam Investment Group y director de American Lithium and Cobalt CORP.