Por Juan Medina Torres.- Hoy sabemos que las noticias falsas, o fake news, tienen como objetivo confundir engañar y manipular a la población haciendo uso de las modernas técnicas de comunicación, utilizando para ello imágenes, videos o sitios webs, provocando desinformación.
Los motivos de las noticias falsas son múltiples, desde la simple broma, hasta generar controversias políticas, sociales y económicas para influir determinados comportamientos de la sociedad e impidiendo a los ciudadanos tomar decisiones informadas.
Diversos investigadores coinciden en que las noticias falsas han existido siempre y nuestra historia así lo confirma. Un ejemplo de ello es lo acontecido el 8 de abril de 1588.
Ese día se encontraba en la ciudad de Imperial el Gobernador de Chile, don Alonso de Sotomayor. Al amanecer llegó a la ciudad un emisario enviado desde Valdivia por el coronel Francisco del Campo, anunciándole que cuatro días atrás unos “indios” de las inmediaciones habían visto al atardecer tres navíos misteriosos, que posiblemente andaban reconociendo la costa.
La información, era importante, mirado desde el punto de vista de política internacional donde Inglaterra había implementado acciones a través de corsarios para disputarle los privilegios comerciales que gozaba España en sus colonias de América. A todo esto se le dio un carácter de guerra santa entre luteranos y católicos.
Sotomayor envió inmediatamente mensajeros a Santiago con pliegos abiertos para que pudieran leerlos todas las autoridades del camino, recomendándoles a las autoridades de Concepción y Santiago que enviaran por mar y tierra mensajes al Virreinato del Perú, comunicándole la noticia de la reaparición de los corsarios ingleses en nuestras costas.
La noticia motivó un gran despliegue de personal cuya misión era esconder de la mejor forma posible a “indios”, plata, comida, ganado, caballos y otras cosas y, asimismo, hiciesen descargar los barcos y navíos que estuviesen cargados en las costas.
Similar actividad se observó en el puerto peruano de El Callao, donde se ordenó que algunos buques salieran a luchar contra los corsarios. Pero, previamente, tuvieron que enganchar marineros para tripularlos.
El aviso de la reaparición de los ingleses fue comunicado a Panamá y Nueva España y produjo la misma alarma. Lo relatado provocó cuantiosos gastos y perjuicios de consideración en las actividades económicas de las nacientes colonias cuya vida se vio alterada por más de dos meses sin que nunca se supiera qué pasó con los buques que, supuestamente, vieron en Valdivia algunos indígenas.
Lamentablemente, en esa época nadie filtró la noticia que resultó ser falsa.