Por Carlos Francisco Ortiz.- A menudo se habla de derecha e izquierda en la política, sin embargo, muchas veces se desconoce el origen de esta distinción conceptual, y como operan en la práctica estas ideologías.
Comúnmente se entiende a la derecha como sinónimo de dinero, riquezas y privilegios en manos de unos pocos que explotan y abusan de la clase trabajadora; mientras que se entiende a la izquierda como un grupo – mayoritario – de gente falta de dinero, riquezas y de una buena educación que busca, por algún medio, apoderarse del dinero, la riqueza y los privilegios de los ricos.
El origen formal de los términos Derecha política e Izquierda política, viene de la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución Francesa en la cual, el 11 de septiembre de 1789, tuvo lugar una votación para resolver sobre un artículo en la nueva Constitución que buscaba establecer el veto absoluto del rey a las leyes aprobadas por la futura Asamblea Legislativa. En dicha votación, los diputados – representantes de la Aristocracia, Burguesía y Clero – que estaban a favor de veto absoluto del rey para mantener así el poder absoluto del monarca, se instalaron a la derecha del presidente de la Asamblea, mientras que los diputados – representantes del pueblo llano – que estaban en contra del veto absoluto del rey poniendo de esta manera la soberanía nacional por encima de la autoridad real, se situaron a la izquierda del presidente de la Asamblea.
A raíz de este hecho histórico los términos Derecha e Izquierda política quedaron asociados a las opciones políticas que buscaban, en el caso de la Derecha, conversar y mantener el poder absoluto del rey y sus privilegios, mientras que en el caso de la Izquierda propugnaban por un cambio social y político en beneficio de todos los ciudadanos.
En la actualidad, lo cierto es que en la práctica la derecha política que está subordinada a la derecha económica, busca conservar o implementar un sistema de libertad económica, un modelo neoliberal como en el caso chileno y, en lo posible, aproximarse a la instauración de un modelo laissez faire, expresión francesa que de forma completa es Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même, la cual tiene por significado “Dejen hacer y dejen pasar, el mundo va solo».
Laissez faire, es un dejar hacer, un dejar pasar hacia una completa libertad en la economía con una mínima o nula intervención del Estado, en donde los derechos se convierten en libertades a las cuales tendrán acceso solo quienes pueden pagar por ellas, convirtiendo de esta manera al Estado en una especie de fundo privado controlado y explotado por los dueños del capital, los cuales permiten la intervención del Estado en la economía solo cuando esta se hace necesaria para proteger o acrecentar sus riquezas y privilegios.
Por otra parte, se encuentra la izquierda política que busca crear un Estado del Bienestar – Welfare State: cuyo origen es europeo porque su nacimiento se produjo en Alemania a finales del siglo XIX – dónde el Estado garantice el acceso a todos los ciudadanos a los derechos sociales, económicos y culturales básicos, es decir, lo que en un régimen neoliberal son libertades y no derechos, en un Estado del Bienestar estas libertades se convierten en derechos como el derecho a la salud, a la educación, a la vivienda, al empleo, a pensiones dignas, servicios sociales, etc.
En teoría la izquierda política desarrolla su ideología pensando en la sociedad y en un Estado Laico. No obstante, la realidad ha demostrado que un Estado del Bienestar en muchas ocasiones solo ha beneficiado a una camarilla, excluyendo al común y grueso de la población de los beneficios Estatales.
Por ejemplo en Chile, luego de la dictadura cívico-militar encabeza por el títere de EE.UU. el genocida Augusto Pinochet, la llamada Concertación de Partidos por la Democracia, con su jingle oficial “Chile, la alegría la viene”, gobernó Chile desde el 11 de marzo de 1990 hasta el 11 de marzo de 2010, pasando a llamarse Nueva Mayoría desde el 11 de marzo de 2014 hasta el 11 de marzo de 2018, y en teoría debía gobernar en pos del establecimiento de un Estado del Bienestar, sin embargo, en la práctica – excusando su hipocresía y falta de voluntad en las normas pétreas de la Constitución que dejó del Dictador Pinochet – gobernó para el modelo neoliberal siendo los gobiernos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994 – 2000) y de Ricardo Lagos Escobar (2000 – 2006), gobiernos caracterizados por las privatizaciones y concesiones en favor de privados y capitales extranjeros; mientras que los gobiernos de Michel Bachelet (2006 – 2010; 2014 – 2018) dejaron un legado de corrupción e impunidad.
No haré mención al centro político – sea centro derecha o centro izquierda – por ser de naturaleza política insípida e hipócrita, como es el caso del partido demócrata cristiano en Chile. El Estado del Bienestar, del cual existen distintos modelos en Europa – modelos: nórdico, continental, anglosajón, mediterráneo – para intentar ser un modelo eficaz en beneficio de toda la población, debe luchar constantemente contra dos grandes opositores: uno político que es la Derecha Política, y otro esencialmente propio de la naturaleza humana, el cual es el egoísmo.
Por ejemplo, la Derecha Política motiva por un egoísmo avasallador, mediante su modelo económico neoliberal instrumentaliza a la persona considerándola como un simple medio para la producción de riqueza, es decir, la persona es una cosa para producir dinero, toda vez que la Derecha Política parte de la base que los seres humanos son egoístas por naturaleza y sólo buscan su propio bienestar, por tal razón se puede decir que la Derecha Política no persigue fines altruistas sino más bien fines egoístas y ve en el Estado de Bienestar a un enemigo al cual destruir. Otro tanto ocurre con la izquierda política, solo que sus motivaciones las pone en práctica de manera más soterrada mediante su discurso social.
Entonces, si tanto la derecha como la izquierda política se mueven por fines netamente egoístas, propios de la naturaleza humana, ¿cómo elegir el modelo político más apropiado para el desarrollo y bienestar de la sociedad en su conjunto?. Para Thomas Hobbes la naturaleza humana debe ser considerada en dos vertientes. Una vertiente compuesta por las facultades y poderes naturales que pertenecen a la parte animal del hombre; y otra vertiente constituida por las facultades y poderes naturales que pertenecen a la parte racional del hombre.
Teniendo en consideración estas dos vertientes que presenta la naturaleza humana – animal y racional – en cada hombre se expresarán de manera particular predominando una por sobre la otra según sea el grado o nivel de conciencia alcanzado. El nivel de conciencia nada tiene nada quedar con el status económico – riquezas – o académico – grados o títulos universitarios – que alcanza cada hombre.
El nivel de conciencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir, reconocer y comprender los problemas y la necesidades que tiene las otras personas, y tomar una postura frente a tales problemas, teniendo en cuenta que lo que afecta a cualquier miembro de la estructura social tiene un impacto directo en los demás, ya sea positivo o negativo.
El nivel de conciencia determinará la forma en que el hombre hace uso de su capacidad de poder, ya sea para usarlo en beneficio del desarrollo, progreso y bienestar de la sociedad en su conjunto, o para omitir y explotar al hombre, la llamada explotación del hombre por el hombre que causa un detrimento sobre las posibilidades de desarrollo y progreso de la humanidad misma.
Pues bien, en el momento de elegir entre la derecha y la izquierda política para que gobierne una sociedad y un país, y teniendo presente la naturaleza humana y quienes dentro de ella han alcanzado un nivel más elevado de conciencia, se puede decir que el discurso político menos malo para el gobierno de un país, será el de la izquierda política – excluyendo obviamente a algunos lobos con piel de oveja -, por su mayor nivel de desarrollo de un humanismo laico inspirado en la conciencia de clase, y en la promoción y materialización de los derechos humanos, particularmente de los derechos económicos, sociales y culturales, es decir, aquellos derechos que fueron excluidos de la constitución “política” creada e impuesta por la dictadura del modelo neoliberal chileno.
Carlos Francisco Ortiz es Licenciado en Ciencias Jurídicas.