
Por Michel Chamás.- La elección presidencial de 2025 en Chile no se disputa solo en las calles y debates. La candidata Jeannette Jara se convirtió en objetivo de una campaña de desinformación digital que combina técnicas de ingeniería social con herramientas avanzadas de Inteligencia Artificial Generativa. Tecnologías como RVC (Retrieval-based Voice Conversion) permiten clonar la prosodia y el timbre de voz de una persona con menos de un minuto de audio de referencia, reduciendo drásticamente las barreras técnicas para la creación de montajes verosímiles.
El viernes 21 de noviembre de 2025, la cuenta de TikTok @realangrodcl publicó un audio sintético atribuido falsamente a la candidata Jara, donde se le escucha decir: “La gente es tonta, no sabe lo que quiere”, entre otras frases. Lo paradójico es que la fuente original —una cuenta hoy eliminada o inaccesible— declaraba explícitamente que el contenido era falso o generado por inteligencia artificial. En Instagram, una cuenta homónima mantiene visible un video de la candidata Jara publicado el 4 de septiembre de 2025.
En esa misma red social se encuentran registros que evidencian el carácter abiertamente pro-José Antonio Kast de @realangrodcl, mediante la republicación de contenidos provenientes de su cuenta de TikTok.
El salto de un “meme” a una noticia falsa de carácter viral ocurrió ese mismo fin de semana, cuando el audio se difundió como auténtico a través de numerosas cuentas afines a Kast.
El amplificador más relevante identificado hasta el momento fue Jorge Orrego Sandoval, militante del Partido Republicano, ex candidato a concejal por Quilpué y activo promotor de la candidatura de Kast. Su publicación alcanzó cerca de 2.800 “me gusta” y más de 20.000 visualizaciones antes de ser eliminada.
A pesar de que Jara desmintió el audio y anunció acciones legales el 23 de noviembre, la desinformación no se detuvo. Ese mismo día, alrededor de las 12:30 horas, la cuenta de TikTok @mapuchin_ volvió a publicar el audio. El horario cercano al almuerzo del domingo aprovecha un momento de alto tráfico familiar, maximizando la probabilidad de consumo, circulación y debate, un patrón que sugiere planificación más que espontaneidad.
Cuando la polémica parecía decaer, y a pocos días del decisivo debate de la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), entró en escena un nuevo actor: el usuario de X @isaacrrr7.
Este perfil adquirió un rol puente entre ecosistemas digitales de la derecha chilena y argentina. A pesar de que la falsedad del audio era conocida públicamente desde el día 23, el sábado 29 de noviembre la cuenta reintrodujo activamente la narrativa falsa. El perfil muestra una actividad intensiva: un promedio de 59 tuits y más de 30 interacciones semanales. Su biografía minimalista y carente de datos personales es característica habitual en cuentas cuyo objetivo es intervenir el debate público desde una entidad ideológica.
Entre los elementos destacables de su comportamiento digital, se observa interacción sostenida con la cuenta @Mr_Bugman, perfil con más de 346 mil publicaciones. En septiembre de 2025, esta cuenta respondió directamente a contenidos de @isaacrrr7 utilizando el nombre de pantalla KORIANDERKAP卐, lo que añade una dimensión simbólica y extremista al intercambio.
Aunque no existen interacciones públicas directas entre Kast ni sus asesores y la cuenta @isaacrrr7, esta última ha manifestado apoyo explícito y reiterado al candidato de ultraderecha de cara a la segunda vuelta, llamando a que “los chilenos de bien” voten por Kast y difundiendo mensajes hostiles hacia sus adversarios políticos.
El Partido Republicano parece seguir modelos ya observados en La Libertad Avanza (Argentina), VOX (España) y el movimiento MAGA (Estados Unidos), desarrollando un ecosistema digital descentralizado. En este esquema, cuentas anónimas o semi-anónimas funcionan como dispositivos de amplificación de virulencia y desinformación estratégica, permitiendo atacar adversarios sin los costos políticos de hacerlo desde canales oficiales.
En este escenario, no resulta extraño que esta etapa muestre aprendizajes tácticos en la guerra sucia digital. El foco ya no está en el vínculo directo, sino en cadenas de relación de dos o más pasos, donde cuentas intermedias conectan operadores digitales con figuras cercanas a comandos políticos, dificultando el seguimiento y permitiendo negar responsabilidad política directa.
La cuenta @cototudo2 en X, el 25 de agosto, retuiteó a @isaacrrr7 con el texto “A tener como ejemplo”. En esa interacción, el seguidor difundió contenido hacia figuras del círculo cercano de Kast, como @arturo_squella, @cristian_arayal, @agustinromerole, @BarchiesiDip y @rodolfocarter.
@isaacrrr7 tiene otra cuenta en X, @isaacrrrr7, algo habitual en este tipo de perfiles. Durante la investigación, múltiples intentos de acceso directo al perfil arrojaron errores de accesibilidad, lo que suele asociarse a restricciones por automatización, inflado artificial de métricas o difusión de contenidos manipulados.
Esto revela no solo una evolución técnica en la guerrilla digital, sino también un clima de tolerancia institucional. La participación de un militante republicano activo en banderazos y actos proselitistas en la Región de Valparaíso actúa como nexo directo entre una noticia falsa y el ecosistema político del candidato, sin sanciones públicas conocidas, lo que permite pensar en una estrategia orientada a dañar al adversario y erosionar la calidad democrática en un clima de permisividad partidista.
Crisis del sentido común o error de las encuestas
A días del balotaje, las encuestas otorgan a José Antonio Kast una amplia ventaja. Resulta llamativa la aparente inclinación a elegir a alguien que calza más con el estereotipo del antiguo patrón que de un compañero de trabajo; sin embargo, conceptos de sentido común hegemónico, como “quien triunfa merece gobernar”, vuelven razonable que mientras ese relato meritocrático permanezca, el candidato consolide y sume apoyos.
Si se quiebra la ilusión meritocrática, porque estalla un escándalo de corrupción, se prueba que el supuesto triunfador por mérito “manipuló reglas” y que la superioridad moral es irreal, el relato debería cambiar de: “el exitoso merece mandar” a “el exitoso se aprovechó y no merece mandar”.
Esto se aplica también a temas colectivos, como en una catástrofe industrial o un brote de enfermedad ligado a negligencia privada con impacto social. Cuando esto sucede, el sentido común contrario al individualismo diría: “Es un problema de todos, la solución es colectiva, el Estado es importante”.
Cada vez que la realidad contradice el relato, mostrando que la moral del candidato es cuestionable o que los desastres exigen esfuerzo común, el consenso se resquebraja. La crisis del sentido común sucede cuando los electores ignoran los hechos y controversias que vinculan a Kast con maniobras financieras en paraísos fiscales, procedimientos medioambientales, conflictos de interés en recursos hídricos y omisión de información en declaraciones de interés y patrimonio. Situaciones que lógicamente deslegitiman su discurso y su aspiración presidencial.
Diversos reportajes periodísticos han documentado situaciones vinculadas a Kast que ilustran estas tensiones:
¿Cómo es posible que un candidato que oculta patrimonio, acapara agua, tiene vínculos con paraísos fiscales y una empresa familiar contaminante, lidere las encuestas? La situación es, en términos lógicos, una broma de mal gusto. Si el líder meritocrático es descubierto “haciendo trampa”, la fe de los seguidores debería colapsar. La gran pregunta es por qué este colapso no ocurre.
Uso de falacias
Una falacia es un argumento que parece válido pero que, tras un examen riguroso, revela un defecto en su estructura lógica o en la pertinencia de sus premisas. Estos errores no son meramente equivocaciones accidentales; con frecuencia son herramientas deliberadas en campañas políticas. En otras palabras, no estamos hablando de la calidad de las propuestas, sino del uso de trampas para conquistar al electorado o dañar al rival.
No todas las falacias tienen el mismo peso. Una generalización apresurada puede ser un simple error cognitivo, mientras que una apelación al miedo sistemática o al descrédito del adversario representa una amenaza más profunda para el diálogo y la deliberación democrática.
Para evaluar la peligrosidad retórica empleada, se debe considerar:
En una campaña presidencial, lo esperable es que los candidatos expliquen qué harán y cómo. Pero en los debates ENADE (primera vuelta) y ARCHI (segunda vuelta), un patrón se repitió con fuerza: frases diseñadas para cerrar la conversación, instalar miedo y convertir al rival en una amenaza. En ENADE se identificaron 41 intervenciones con argumentación falaz entre siete candidatos. José Antonio Kast figura en el grupo más alto: 7 casos, empatado con Franco Parisi y Harold Mayne-Nicholls.
Si nos atenemos al análisis de estas 41 falacias por candidato, el ranking ENADE de un uso más peligroso o manipulador quedaría de la siguiente forma: Axel Kaiser, Kast, Parisi, Marco Enríquez-Ominami, Mayne-Nicholls, Evelyn Matthei y Jeannette Jara. Además, se observa algo que después se vuelve marca registrada: Kast se asocia a falsos dilemas (presentar la elección como “o mi opción o el desastre”), apelaciones al miedo (exagerar el riesgo para empujar adhesión) y pendientes resbaladizas (si votas por Jara, inevitablemente terminarás en una catástrofe).
En segunda vuelta, ARCHI mostró un fenómeno más brutal: la pelea de Kast ya no contenía propuestas, sino la demolición de la contrincante. Esto llevó la estrategia de Jara al mismo terreno; aunque al evaluar la gravedad, Kast quedaría arriba en toxicidad.
Para esto, Kast repite tres estrategias:
La campaña se acostumbró a ganar puntos con frases que contaminan el terreno. Kast, en particular, aparece empujando dos ideas con consecuencias: la desconfianza como motor principal y el adversario como amenaza a la gobernabilidad. El resultado es un costo democrático: se reemplaza la evidencia por munición táctica y se lleva al electorado a votar con menos información y más adrenalina.
En ese contexto, la pregunta no es solo quién ganó un round, sino qué tipo de campaña se está normalizando. Si ENADE mostró el menú de trucos disponibles, ARCHI exhibió la versión destilada: una disputa donde Kast —por diseño, constancia y efecto— empuja la conversación hacia el miedo, la sospecha y el enemigo interno, el tipo de retórica que más rápido convierte a un país en trincheras.
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