Alejandra Riveros, periodista, publicista y académica de la Universidad Central hace un  análisis de la importancia del 8M, su historia e impacto en nuestra sociedad todo en el marco de las manifestaciones que se realizaron este marzo de 2024.

Por Alejandra Riveros – La conmemoración del 8M se evidenció en cada rincón de Chile y también a nivel global. Nadie puede quedar indiferente a una fecha, cuyo origen está marcado por el dolor y la discriminación que han vivido tantas mujeres, víctimas del maltrato y la violencia.

El incendio en una de las fábricas textiles de New York, aquel marzo de 1925, provocó la muerte de 146 mujeres obreras. Al estar encerradas perdieron su vida en esa tragedia. Dice la historia que el humo que salía del lugar tenía una tonalidad morada. Al parecer, las telas que trabajaban eran de ese color, lo que se perpetuaría en un símbolo potente hasta hoy. 

Ver también:

A partir de este hecho y de otros testimonios de vida de miles de mujeres, es imposible negar que la defensa por la dignidad y una vida más equitativa para las mujeres, es un foco prioritario de los diversos Estados, los que deben implementar acciones concretas que vayan en beneficio de este grupo que es mayoría en la población mundial pero que, sin embargo, sigue viviendo brechas y desigualdades en todas las áreas de la vida cotidiana.

Considerando este contexto, sin duda, que el movimiento feminista ha trascendido y tiene sentido en las diversas comunidades. Estas han sido capaces de resignificar desde sus propias prácticas, costumbres y culturas y encarnar la violencia que se ejerce en contra de las mujeres. Por ello, es que la lucha de las mujeres ya no deja a nadie indiferente, porque independientemente de donde se sitúe cada experiencia de vida, la violencia -evidente o simbólica- es un patrón común para todas.

En esta trascendencia histórica, son vitales diversos elementos comunicacionales, que encarnan esta experiencia resignificada en cada comunidad. Por eso, las marchas se convierten en ritos que encarnan símbolos potentes, los que deben permanecer más allá de un 8M.

Esto es vital, porque el desafío está en vivir el día a día, con los principios de equidad y justicia, que no se deben visibilizar únicamente cada marzo, sino que las acciones en promover la justicia en favor de todas y todos debe ser una marcha permanente en un mundo aún desigual. Le animo a ser parte de ese desafío, ya que no es responsabilidad única de los Estados.

En cada hogar, en cada escuela, en cada grupo religioso, en cada equipo deportivo y en cualquier tipo de comunidad debe generarse una marcha permanente donde se levanten los pañuelos del respeto y la inclusión. Esa es la única forma de seguir avanzando, en favor de la equidad. 

Cristóbal Cox

Entradas recientes

Listas de espera: ¿dos años para sonreír?

La prolongación de las listas de espera en el Hospital Sótero del Río pone en…

11 horas hace

La obligación moral del poder nuclear

A 80 años de Hiroshima y Nagasaki, el mundo sigue atrapado en la paradoja nuclear:…

11 horas hace

WhatsApp y el secuestro de nuestra voz interior

La cultura de los estados en WhatsApp sacrifica el diálogo interno por un circo de…

11 horas hace

América Latina y el Caribe: la región más desigual del mundo

América Latina enfrenta su segunda década perdida. José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL,…

11 horas hace

La otra pandemia: el Síndrome de Agotamiento Emocional

El agotamiento emocional prolongado impacta en el bienestar personal y profesional; este artículo examina sus…

11 horas hace

La elección que no miramos: Chile vibra con la presidencial, pero se juega el futuro en el Parlamento

La elección parlamentaria del 16 de noviembre de 2025 determinará la capacidad de gobernar del…

12 horas hace