Por Romina Vergara.- Sin duda, la lactancia materna es la mejor forma de nutrir a todo recién nacido, ya que presenta un excelente perfil nutricional en cantidad, calidad y biodisponibilidad de nutrientes. Además, la leche humana se considera un fluido bioactivo, pues contiene factores de crecimiento, alrededor de 700 cepas probióticas distintas y 103 unidades formadoras de colonias (UFC) por mililitro. El principal hidrato de carbono de la leche humana es la lactosa, lo que permite mantener un pH intestinal adecuado para el crecimiento de lactobacilos y bifidobacterias.
También contiene fibra no digerible y fermentable que actúa como prebiótico (oligosacáridos de la leche humana, HMOs), células inmunitarias, enzimas, hormonas y neurotransmisores que favorecen el crecimiento y desarrollo adecuados. Además, confiere inmunidad para la prevención de enfermedades a corto, mediano y largo plazo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes de vida, y luego complementarla con alimentos hasta al menos los dos primeros años. Por esta razón, todos los profesionales de la salud debemos promover y proteger la lactancia desde la etapa pregestacional y gestacional hasta su cese. Para ello, es clave actualizar nuestras herramientas técnicas y conocer tanto el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna como el Reglamento Sanitario de los Alimentos y las leyes de protección de la lactancia en Chile.
El Día Mundial de la Lactancia Materna se conmemora el 1 de agosto, y anualmente se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna del 1 al 7 de agosto. Esta actividad es organizada por la World Alliance for Breastfeeding Action (WABA), que cada año propone una temática específica para promover y proteger la lactancia. Esta iniciativa nace en relación con la Declaración de Innocenti, firmada en 1990, y que en 1992 dio origen a la celebración que perdura hasta hoy.
Este año, el lema es: “Dar prioridad a la lactancia materna: crear sistemas de apoyo sostenibles”. La campaña vuelve a centrarse en el medio ambiente y el cambio climático, subrayando la importancia de fortalecer los sistemas de apoyo en la formación de profesionales de salud, centros asistenciales, comunidades, políticas públicas, leyes y economías nacionales. Un entorno favorable no solo beneficia a las familias, sino que también reduce significativamente el impacto económico en salud y el impacto ambiental asociado a la alimentación artificial. La lactancia materna es amigable con el medio ambiente: es sustentable, renovable y no deja huella hídrica ni de carbono.
La celebración del Día Mundial de la Lactancia Materna nos invita a unirnos, conocer las estrategias disponibles a nivel internacional y nacional para proteger esta práctica bajo criterios científicos compartidos. Como centro educativo de nuevos profesionales de la salud, tenemos la responsabilidad de trabajar día a día en la actualización constante de docentes y contenidos relacionados con la lactancia materna, así como en la realización de actividades de promoción y protección en nuestros espacios formativos.
Romina Vergara es nutricionista y académica de la U.Central
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