Por Gonzalo Martner.- Con un millón menos de ocupados se genera ahora una cantidad agregada de producción mercantil que es superior a la del inicio de la crisis y a la de hace dos años en la misma fecha.
¿Será éste un cambio estructural que acentuará la dualidad entre el trabajo formal dependiente e independiente que se recupera, por un lado, y el trabajo informal y por cuenta propia precario que queda rezagado, por el otro? ¿O bien se trata solo de un efecto pasajero de la crisis de la pandemia de Covid-19, dado que aún no se lograría restablecer el efecto de arrastre de la actividad formal sobre la actividad informal de subsistencia y de baja productividad en servicios, habida cuenta de las restricciones sanitarias?
La hipótesis de un cambio estructural en el empleo en el período reciente se puede explorar considerando que en el segundo trimestre de 2021 en comparación a dos años atrás, es decir antes de los episodios de la revuelta social y de la pandemia de Covid-19, se registra un total de 880 mil ocupados menos en Chile, según la encuesta de empleo del INE. Pero el nivel de producción agregada es un 0,7% superior, explicada por los servicios (la producción de bienes es un -1,1% inferior a la de dos años atrás). Los ocupados suman hoy algo más de 8 millones de personas.
Se constata en dos años una pérdida de 160 mil empleos en la agricultura, de 50 mil en la industria, de 25 mil en la minería y de 20 mil en la construcción. Hay así un total de 255 mil empleos menos en la producción de bienes, cuya completa recuperación en plazos breves es incierta.
A esto se agrega una pérdida de 246 mil empleos en el comercio, 140 mil en los servicios domésticos, 130 mil en restaurantes y hoteles, 116 mil en enseñanza y 36 mil en transporte y almacenamiento. Estas actividades de servicios, en las que suele haber menores salarios promedio, suman cerca de 670 mil empleos menos. No obstante, poseen un potencial de recuperación más rápida una vez que disminuyan las restricciones sanitarias. Se registra, a su vez, 55 mil empleos menos en las actividades culturales y recreativas, sumando solo 67 mil en la actualidad, cuyo futuro es difícil de prever por los cambios de hábitos durante la pandemia.
En cambio, las comunicaciones e información sumaron 45 mil empleos (llegando a un total de cerca de 200 mil puestos de trabajo), lo que era esperable por la expansión del comercio electrónico y el trabajo y enseñanza remotos. Los otros servicios no sufrieron cambios significativos, incluyendo las prestaciones de salud y asistencia social, con un aumento de 13 mil empleos y sumando 547 mil puestos de trabajo.
Por su parte, el empleo formal (personas dependientes que cotizan en la seguridad social) ha alcanzando el nivel previo a la crisis, si se comparan los 5,44 millones de mayo de 2019 con los 5,53 millones de mayo de 2021, de acuerdo a los registros administrativos más recientes (el caso de las mujeres es similar). Los que no han vuelto a sus niveles previos son el empleo asalariado informal, el empleo por cuenta propia y los servicios domésticos, lo que afecta más a las mujeres en estos segmentos de empleo.
Gonzalo Martner es economista y Director del Magíster en Gerencia y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago de Chile.