Si bien, la Inteligencia Artificial (IA) comienza a ser parte de nuestro día a día, las consecuencias que pueden llegar a producir pueden llegar a un acoso escolar silencioso.
Por Carlos Guajardo C.- Hace algunas semanas se dio a conocer la noticia de que estudiantes pertenecientes a un establecimiento educacional de la Región Metropolitana vulneraron la integridad y el derecho a la privacidad de sus compañeras al publicar imágenes al desnudo producidas por algoritmos automáticos provenientes de la Inteligencia Artificial (IA).
Este es probablemente el primer caso que sale a la luz pública. Sin embargo, es una alarma que nos llama a estar atentos, tanto a apoderados como educadores, sobre los efectos que esto puede provocar.
Si bien, la Inteligencia Artificial (IA) comienza a ser parte de nuestro día a día, las consecuencias que pueden llegar a producir pueden llegar a un acoso escolar silencioso que, en la gran mayoría de los casos, es muy complejo de detectar tanto al interior de la escuela como de la familia.
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En este sentido, el rol de la educación está en hacer presente las consecuencias y brindar las herramientas de autocuidado y de supervisión para evitar “rellenar” los tiempos muertos a través del uso del computador, el celular, la tablet y los videojuegos. En definitiva, ayudarles a planificar el tiempo libre por medio de actividades como salir a la plaza, realizar actividad física, o pasear a la mascota, entre otras.
Por otra parte, vemos cómo la asignatura de orientación y los planes de convivencia escolar se convierten en un escenario ideal para desarrollar habilidades que ayuden a tomar conciencia ante al daño que puede ocasionar el uso inadecuado de las redes sociales y la inteligencia artificial.
Respecto de las alertas para los estudiantes, no está demás tener presente: no aceptar mensajes de tipo sexual o pornográfico, evitar publicar fotografías en espacios públicos, y evitar hacer uso de perfiles privados. Nos guste o no, la inteligencia artificial se encuentra presente en la sociedad del siglo XXI y tendremos que comenzar a educarnos y a ser preventivos ante la multiplicidad de códigos que ésta genera.
Carlos Guajardo Castillo es académico de la U.Central