
Por Juan Medina Torres.- Para la administración de Donald Trump, Nicolás Maduro es presentado como el jefe de una organización criminal denominada el Cártel de los Soles. No se le reconoce su cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y el objetivo declarado de Washington es ponerlo a disposición de los tribunales de justicia norteamericanos. No está claro cómo se concretará ese propósito.
Por lo pronto, el gobierno norteamericano ha ido construyendo toda una estrategia político‑jurídica en torno a los cárteles de la droga. La materialización de esa estrategia se fue reforzando durante 2025, cuando la Casa Blanca y agencias federales intensificaron la narrativa y las medidas contra las organizaciones que, según Washington, operan desde y con apoyo de sectores del Estado venezolano.
Mirado desde esa perspectiva, las acciones implementadas por Estados Unidos en el Caribe y en el Pacífico no se presentan como un conflicto directo contra Venezuela per se, sino como operaciones destinadas a combatir el tráfico de drogas. El asunto no es tan simple porque, desde el punto de vista geopolítico, Venezuela constituye un punto estratégico en la región; eso remite a la historia de intervenciones militares norteamericanas y plantea riesgos de escalada si las tensiones siguen aumentando.
En 2014 funcionarios estadounidenses ya habían calificado la política exterior venezolana como una preocupación seria para la seguridad nacional; la dinámica actual añade nuevos factores debido a los vínculos entre Caracas y países como Rusia, China e Irán, que Estados Unidos considera problemáticos en la reconfiguración del poder global.
Mientras tanto, continúan las expectativas sobre qué sucederá y se estrecha el cerco sobre Maduro.
Cronología del asedio
Los colaboradores en Washington
Entre los principales promotores de la presión sobre Caracas figuran legisladores y asesores de la Casa Blanca que califican a Maduro de dirigente ilegítimo y lo asocian al narcotráfico.
Imputaciones y casos judiciales relevantes
Reacciones en Caracas y en la arena internacional
El régimen chavista niega las imputaciones y describe la narrativa estadounidense como parte de una estrategia de presión. Rusia, China e Irán han reiterado su apoyo a Caracas y advierten contra intervenciones externas; esos apoyos son un elemento clave en la dinámica geopolítica que dificulta resoluciones unilaterales.
Escenarios plausibles
Las opciones sobre la mesa incluyen intensificación de la presión judicial y diplomática, operaciones combinadas en alta mar contra rutas de narcotráfico, y negociaciones encubiertas para una salida pactada que podría contemplar condiciones para la cúpula chavista. Ningún escenario ofrece garantías: la combinación de factores internos (estructura del poder en Venezuela) y externos (alianzas internacionales de Caracas) mantiene la situación en alta incertidumbre.
Conclusión
Estados Unidos mantiene una estrategia multidimensional —judicial, económica, diplomática y militar— orientada a desarticular las redes de narcotráfico que vincula con el aparato estatal venezolano y a buscar la rendición o captura de líderes acusados, entre ellos Nicolás Maduro. La complejidad geopolítica y las posibles repercusiones regionales hacen que cualquier desenlace sea incierto y que la presión continúe en múltiples frentes.
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