El dilema constitucional y lo que pueda pasar post 17D es un tema que tiene pendiente a Chile desde 2019 cuando se empezó a visualizar lo que podría ser una nueva constitución. Mucho ha llovido, y para algunos esta no es la carta fundamental que esperaban. Pero no todo está dicho. Las elecciones están a la vuelta de la esquina y estamos por ver si estos últimos años fueron para algo nuevo o continuaremos el camino actual.
Por Marco Moreno Pérez – El actual clima de opinión pública de fatiga constitucional con el actual proceso constituyente, sumado a la desinformación y des involucramiento está llevando a los comandos a buscar narrativas que desde la tecla emocional y la construcción de frame —encuadre en comunicación política— captan a quienes aún no han tomado su decisión de voto.
Al cansancio con el proceso se agrega que hemos pasado de las críticas al texto a una disputa en clave de definición política. Sí en el proceso anterior, gran parte de la discusión se centró en las críticas al contenido del texto propuesto por la Convención Constitucional. El escenario actual parece distinto. El debate sobre propuestas específicas ha sido más bien escaso. Parece haberse instalado la idea en torno a la influencia del partido republicano en la redacción del texto y la falta de consenso para llegar a acuerdos.
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La discusión sobre el contenido del texto se está buscando simplificar reduciendo la decisión a qué opción da mejores garantías de cerrar el proceso constitucional. Este parece ser el frame que busca instalar en la conversación previa al 17D. Hay algo de razón.
La llamada cuestión constitucional está abierta hace 43 años. Se intentó cerrar en 1989 con un paquete de 54 reformas a la Constitución de 1980. El 2005 el expresidente R. Lagos hizo lo propio con un profundo cambio al entramado constitucional ideado por J. Guzman. La expresidenta M. Bachelet lo intentó realizando un proceso deliberativo que dio lugar a una propuesta de constitución en las postrimerías de su segundo mandato. Este fue descartado de plano por la derecha y el piñerismo que volvía a La Moneda.
Es importante acertar con el encuadre porque como nos recuerda el consultor político Antoni Gutierrez-Rubí este es clave para la “predisposición y la mirada; para la comprensión y el razonamiento; para la memorabilidad y la emocionalidad de una idea, de un proyecto, de una marca o una persona”.
Tendremos que esperar a la noche del 17D para saber si funcionó para movilizar la decisión del electorado, el encuadre acerca del cierre de la cuestión constitucional.