ElPensador.io.- Desde los rayados inexplicables a los murales populares en distintas parte de Santiago, el arte pictórico en la calle ha mostrado un impresionante desarrollo que ahora se muestra también en exposiciones y galerías.
Y es que no se trata solo de pintar las calles, sino de enseñar a través de ello, lo que da cuenta de un profundo sentido social que se diferencia de la crítica arcana que podía desprenderse del algunas obras de arte “clásico”.
Un colectivo de jóvenes artistas denominado “Colores de la Brasil” explicó el sentido de este arte. Uno de sus representantes, Cristián Lagos (cuyo nickname es “A3,14C”, lo que se pronuncia “ápice”), explicó que “hace tiempo que estamos desarrollando talleres creativos con la técnica del graffiti en los territorios. Hemos estado trabajando en la Plaza Brasil, en la Plaza Yungay, Independencia, Recoleta, Pincoya, etc. Nos hemos dados cuenta de que a través de los murales y grafitis que pintamos la gente ha ido aprendiendo sobre su memoria histórica, de historias populares, historias recientes, de nuestro cotidiano, como del típico cabro que se levanta a estudiar en la mañana. Son distintos tipos de representatividad, eso es lo que se ve acá, no tan solo desde la espiritualidad, sino también desde nuestro cotidiano, nuestra madres, nuestros padres, cuando se levantan al trabajo…”.
Asimismo, afirma que “el muro y el graffiti tienen que tener un sentido de comunicación, de representatividad. Nuestro ejercicio pictórico no solo queda en el ego, en nuestro tag, en poner nuestro nombre grandote, sino que sea un acto representativo de la polis, de toda nuestra comunidad. Y desde ahí nace nuestra energía”.
Pese a ello, reclama que “aún está esa estigmatización del graffiti como el cabro que anda rayando, que es de banda, el que no está ni ahí con nada… Como sin contenido, vacío, que queda en el ego de escribir tu nombre por todos lados. Nosotros también veníamos de eso. Pero en un minuto empezamos a hacer la reflexión, empezamos a despertar otra cosa y comprendimos que teníamos un contenido. Es una herramienta educativa y popular y están en todos los rincones. El grafitti llegó para quedarse, para democratizar el arte. No venimos desde el mundo de la galería, creamos esto tan democrático, abierto para todo el mundo.
Para el joven artista Oscar Garcés “lo que hace el grafitti es encontrar sus espacio en la ciudad, revitalizar espacios, entender la ciudad desde otros puntos de vista. La pintura tradicional es más íntima, pero este tipo de pintura tiene la consideración del prójimo, y desde ese punto de vista representar más, enseñar”.
Otro de los exponentes del graffiti, James Muroswki, afirmó que “desde la educación podemos crear conciencia… (El graffiti) es un conducto para expresar emociones enseñanzas, momentos de la vida de una persona, y si alguien lo ve, lo analiza, toma otro punto de vista, dependiendo del interior de cada uno”.
En definitiva, entender el graffiti es una puerta a entender lo que nos rodea, a darle un sentido a los rayados que vemos en las calles y tratar de leer entre esas líneas, comprendiendo su evolución y lo que tratan de representar.
El conjunto artístico ha iniciado una exposición itinerante que ya partió en la sede del Club de la República y se extenderá a otras partes de Santiago y del país.