“El neoliberalismo se fundamenta en una serie de principios que influyen en la forma de comprender y vivir la sociedad. Algunos de estos principios son el individualismo, la competencia, el consumismo, el utilitarismo y la meritocracia. Estos principios, en vez de generar una sociedad libre, próspera y feliz, generan una sociedad enajenada, deprimida, angustiada y hostil”, dice el columnista Manuel González Villamil.
Por Manuel González Villamil.- No sabía su nombre, ni le importaba. Solo sabía que era un indocumentado: uno de esos que le quitaban el trabajo, la seguridad y la identidad.
Por eso, cuando lo vio caminando por la calle, no dudó en atropellarlo con su auto furioso. Luego, siguió su camino, sin remordimientos, sin mirar atrás.
Al llegar a su casa, abrazó a su perro, el único ser que le daba algo de amor incondicional. Encendió la televisión, y vio las noticias. Otra mujer brutalmente asesinada por su pareja, otro político descaradamente corrupto, otra guerra sangrienta en el mundo. Suspiró, y cambió de canal indiferente. No le interesaba nada de eso. Solo le interesaba su bienestar, su comodidad, su consumo.
Así era la sociedad del odio: una sociedad que había olvidado la humanidad.
Este relato ficticio ejemplifica las características de las sociedades contemporáneas, marcadas por la violencia, la indiferencia, el egoísmo, la deshumanización y la soledad.
En estas sociedades, se observa un fenómeno de odio generalizado hacia los otros, que se manifiesta de diversas formas: odio al inmigrante sin recursos económicos, que se le considera una amenaza para la identidad nacional; odio entre géneros, que se expresa en violencia, acoso, feminicidios, hipergamia y opresión; odio entre clases, que se traduce en desprecio, indiferencia, explotación e injusticia; y odio entre grupos sociales, que se refleja en racismo, clasismo y discriminación.
¿Cómo se ha llegado a este punto? ¿Qué papel juega el neoliberalismo en este fenómeno? Estas son las preguntas que intentaré responder en este escrito.
El neoliberalismo: un proyecto ideológico que domina el mundo
Para responder a estas preguntas, es necesario entender el origen y las características del neoliberalismo, el sistema económico y político que domina el mundo actual.
El neoliberalismo es un proyecto ideológico que surgió en la segunda mitad del siglo XX, impulsado por un grupo de economistas conocidos como los Chicago Boys, que propusieron una serie de medidas para reducir el papel del Estado y favorecer el libre mercado.
Este proyecto se implementó por primera vez en Chile tras el golpe militar de 1973 que derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende e instauró la dictadura de Augusto Pinochet. Con el apoyo de Estados Unidos y de organismos internacionales, el régimen de Pinochet aplicó una serie de reformas neoliberales, como la privatización de empresas públicas, la capitalización individual de pensiones, la desregulación financiera y la apertura comercial.
Estas reformas tuvieron consecuencias sociales y políticas profundas que se reflejan en la realidad contemporánea de Chile y de otros países que siguieron el mismo modelo. A continuación, analizaré cómo el neoliberalismo genera y fomenta el odio en las sociedades que lo adoptan.
Los principios neoliberales y sus efectos en la sociedad
El neoliberalismo se fundamenta en una serie de principios que influyen en la forma de comprender y vivir la sociedad. Algunos de estos principios son el individualismo, la competencia, el consumismo, el utilitarismo y la meritocracia.
Estos principios impulsan una visión del mundo en la que cada individuo es dueño de su propio destino, en la que el éxito se determina por el dinero y el poder, en la que el valor de las personas y las cosas es su utilidad, y en la que la desigualdad se explica por el esfuerzo y el talento. Estos principios, en vez de generar una sociedad libre, próspera y feliz, generan una sociedad enajenada, deprimida, angustiada y hostil.
Bauman (2005) define la misantropía como “el rechazo de la condición humana y la negación de la posibilidad de una convivencia pacífica y solidaria entre los seres humanos” (p. 13). Esta definición se ajusta a la realidad de las sociedades neoliberales, donde el odio se vuelve una forma de vida y donde el otro se convierte en un obstáculo, un rival y un enemigo potencial. El neoliberalismo, al promover el individualismo, la competencia, el consumismo y la deshumanización, genera una sociedad alienada, hostil y violenta, que rechaza y niega la condición humana.
El odio, según Leonard (2021), es parte del régimen de afectos y deseos neoliberal, y su circulación y expresión se relacionan con la producción de subjetividades empresarial-competitivas que, afectadas por una combinación fluctuante de alegrías y tristezas, devienen subjetividades odiantes (p. 44).
Estas subjetividades se caracterizan por una constante insatisfacción, una permanente frustración, una profunda inseguridad y una aguda vulnerabilidad. Estas subjetividades se sienten amenazadas por la diferencia, por la diversidad, por la alteridad.
Se refugian en el consumo, en el narcisismo, en el cinismo y se expresan a través de la violencia simbólica, cultural, estructural y física que caracterizan a las sociedades globales y complejas actuales. Estas subjetividades son el resultado y el reflejo de la sociedad del odio.
Ver también:
- Cambalache: Radiografía a la corrupción y el fraude
- Lo que une al neoliberalismo y la izquierda woke
- La centro izquierda en su laberinto
- Los derechos humanos no son propiedad de la Izquierda chilena
- Iris Boeninger: «La DC se transformó en una izquierda feroz»
- La crisis de una izquierda anti Ilustración
¿Hay alguna salida a la sociedad del odio?
¿Hay alguna forma de salir de esta sociedad del odio? ¿Hay alguna forma de recuperar la humanidad? ¿Hay alguna forma de construir una sociedad del amor?
Estas son las preguntas que me planteo, pero en mi opinión, el virus del odio ya ha contagiado a la humanidad, se ha naturalizado el utilitarismo de los fines y los medios, en donde el acaparamiento de capital inexorablemente se tiene que explotar la mano de obra, reducir costos al extremo, lo que los tecnócratas neoliberales llaman optimización, este virus tiene hermanos gemelos como codicia, avaricia quienes deshumanizan a la sociedad, donde los convierte en misántropos, donde aman más a sus mascotas que a sus semejantes, ¿será que el inocular el odio en la sociedad le sirve al poder para poder dominarnos mejor? Para terminar, los dejo con la siguiente frase a modo de reflexión:
“El odio es el veneno más duradero que existe; nada hay que lo destruya, ni siquiera el amor” (Honoré de Balzac).