Por Juan Medina Torres.- Todos concuerdan que Chile vivió una jornada histórica de movilización social el pasado 25 de octubre. La Alameda se abrió a casi dos millones de personas que desfilaron pacíficamente dando a conocer sus razones por la cuales se manifestaban en contra del sistema: bajos sueldos, pensiones miserables, mala educación, mejor sistema de salud, malos sistemas de transporte… En suma, marchaban contra de la desigualdad social. Yo marché reclamando por la existencia de mejores medios de comunicación, por una mejor información que diera cuenta de la realidad que viven los habitantes de este país.
Los medios de comunicación en Chile (prensa, radio y televisión) representan en estos momentos al poder económico que usa los medios para manipular una realidad, desviando la atención de la ciudadanía de los verdaderos problemas. Nos hicieron creer que éramos los jaguares de América Latina, un país integrante de la OCDE, con un alto estándar de vida, con tasas de crecimiento interesante, pero escondieron que el 33 por ciento de la riqueza iba a parar a manos del uno por ciento de la población. Que Chile era uno de los países más desiguales del mundo.
El periodismo chileno se alejó de su misión de recopilar, analizar, elaborar y difundir información actual y de interés.
No fueron temas constantes de los medios de comunicación el tema del agua, cuyo acceso es un derecho humano. Tampoco fueron temas para los periodistas chilenos el alza de los precios de la luz y que ello se debe a que el 87 por ciento de la energía en nuestro país está en manos de cuatro grandes generadoras, no existiendo competencia. Un dato importante al respecto, ENEL tiene aproximadamente el 41 por ciento de la electricidad actualmente comprometida en las licitaciones.
No fue tema de la prensa que el 50% de los jubilados gane pensiones menores a 151 mil pesos mensuales; que el cincuenta por ciento de los trabajadores chilenos gane menos de 400 mil pesos mensuales; que el transporte público en Santiago sea más caro que en Londres, Nueva York o Toronto; que el tema de los remedios no dé para más.
No fueron temas para la prensa los verdaderos problemas que sufre la ciudadanía y los representantes de ésta, llámese dirigentes sociales, académicos y otros tampoco tienen acceso a los medios.
Al ver los noticieros de la televisión, excesivamente largos, pareciera que transmitieran en cadena nacional, porque tratan los mismos temas: fútbol, crónica roja, disputas y declaraciones de políticos. Los programas de conversación siempre tienen los mismos invitados. Pareciera que en este país no existieran otras inteligencias.
Por ello, pienso que el periodismo tiene que cambiar, para tener mayor capacidad de análisis, reportear con mayor profundidad, investigar. En definitiva tener mayor independencia. Pero ello se logra cuando los gobiernos se deciden apoyar económicamente la creación de medios independientes.
Hay algunas iniciativas importantes de difusión, dignas de destacar, como el PENSADOR.IO que dan cuenta de la existencia de algunos profesionales que con mucho esfuerzo mantienen un medio digital verdaderamente independiente al servicio del pensamiento.