Por Miguel Mendoza Jorquera.- El 6 de enero de 2025, el Presidente Gabriel Boric sepultó el acuerdo con la oposición para reformar de nuestro sistema de pensiones creado en los 80’, durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Pero, hagamos un poco de historia. Antes de las AFPs, existía un sistema de reparto muy parecido al sistema que tienen las Fuerzas Armadas, las policías y Gendarmería. Eran un total 52 instituciones y, a fines de la década de 1970, llegaron a operar 35 cajas de previsión y alrededor de 150 regímenes previsionales distintos y sin regulación.
Incluso en la elección de 1970, Salvador Allende decía: “Pensiones más justas para los trabajadores”. Eso significaba que el sistema ya estaba colapsando. Según la Asociación de Aseguradoras de Fondos de Pensiones (Asociación de AFP), si en 1955 por cada 12,2 trabajadores cotizantes había 1 pensionado, en 1980 por cada 2,5 trabajadores cotizantes había 1 pensionado. Es decir, sólo en 25 años el costo de los trabajadores cotizantes se incrementó casi 5 veces, y el costo era desmedido por no tener fondos suficientes.
Hay que agregar que muchos trabajadores públicos o privados permanecían toda su vida en el mismo puesto de trabajo. Era muy difícil cambiarse de trabajo, como en la actualidad, y por esta razón tampoco existían las famosas lagunas previsionales. En ese sistema había personas que nunca cotizaron en el sistema de reparto y, por esta razón, nunca recibieron pensión alguna, viviendo en la indigencia o trabajando toda su vida como peones en el campo o jornaleros en la ciudad.
Entre 1924 a 1952 existía la Caja del Seguro Obrero y después pasó a ser Servicio de Seguro Social (SSS) hasta 1982. Posteriormente pasó a llamarse Instituto de Normalización Previsional (INP) hasta 2008. Actualmente el Instituto de Previsión Social (IPS) es el encargado de las pensiones y beneficios sociales de los trabajadores y jubilados que no están afiliados o que no cotizan en las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), así como de las obligaciones previsionales asumidas por el Estado, por ejemplo la Pensión Garantizada Universal (PGU).
La complejidad que el antiguo sistema de reparto el promedio el cotizante ponía un 9 a 20% de su cotización, y el empleador ponía ente un 8 y un 44% de la remuneración imponible, mientras que en la actual la cotización es un 10% y el empleador entrega un 0% de la remuneración imponible. Eso significa que sólo el trabajador costea el sistema.
Pero para tener una buena jubilación las cajas de reparto te exigían estar por lo menos 15 años en el mismo trabajo. Si no era así, se perdía la antigüedad y tus fondos debían ir al Servicio de Seguro Social y muchas veces casi nunca llegaba completo. Además, hay que tener en cuenta que los sueldos eran bastante bajos a diferencia de los actuales, y también la esperanza de vida llegaba sólo a 67 años, mientras que actualmente el promedio de la esperanza de vida es de unos 82 años.
En el caso de las FFAA es un poco más complejo. Veamos el ejemplo de CAPREDENA: la tasa de cotización en este sistema alcanza a un 6%, aporte que se descuenta de las pensiones hasta los 65 años. Además, un 0,5% va al Fondo Revalorizador de Pensiones, 6% a su Sistema de Salud y 5% al Fondo de Desahucio. Además, el empleador -que es el Estado- pone un 89,33% y CAPREDENA un 10,67%.
En palabras simples: en las FFAA y de Orden el sistema está haciendo agua, ya que hay una población que tiene más jubilados que activos, como consecuencia del aumento de personal militar y de orden por parte de la dictadura militar. Hay que tener en consideración algo que nadie le explica a la gente y que es impensado en el mundo civil: que los funcionarios deben estar como mínimo 20 años, y si es desvinculado antes, pierde completamente el beneficio, o sea, se queda sin jubilación.
También hay que reconocer que las grandes empresas aprovecharon para pedir préstamos de inversión a las AFPs, algo que ningún cotizante puede hacer, siendo que es su dinero. Esto fue costumbre desde el primer momento en los 80’s, ya que nadie les presta dinero a las dictaduras. Pero esta práctica habitual que se sigue haciendo sin ningún control, perjudica a sus cotizantes.
Hay que agregar que las reformas a las AFPs también han mermado aún más el sistema: las famosas lagunas previsionales, la informalidad y las pérdidas de los fondos de inversión que asumen los cotizantes y no las Aseguradoras.
En el mundo, el mejor sistema de jubilación es el de Países Bajos, según la OCDE. Tiene un sistema mixto, donde hay dos estructuras de reparto y un aporte voluntario de capitalización individual; la edad de jubilación es mayor que todos los países de Europa (67 años + 4 meses) y con una tasa de retorno del último sueldo de un 90% incluido el sistema de aporte voluntario.
En síntesis, si queremos pensiones como los holandeses, hay que subir el porcentaje de cotización llegando incluso más allá de un 20%, con aporte del empleador y tampoco es una mala idea tener un sistema de reparto mixto, ya que igual las Aseguradoras podrán administrar el sistema. También es muy importante ver cómo está nuestra economía, reducir el gasto público y tener unas finanzas ordenadas, porque si se crece menos de un 3% del PIB anual, poco y nada se podrá hacer.
Miguel Mendoza Jorquera, Tecnólogo Médico MBA, miembro del directorio Fundación Quillagua, militante del Movimiento Amarillos por Chile.
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